La lucha revolucionaria del presente está ligada por múltiples hilos a la historia revolucionaria que han sabido construir los hombres y las mujeres que han abrazado en toda su dimensión las ideas revolucionarias, las ideas del partido revolucionario. Esta historia que también es producto de la lucha por una vida digna, se ha forjado como un sello inconfundible en la conducta de estos compañeros que a lo largo de su labor silenciosa y sólo aparentemente gris han contribuido a consolidar, desde la acción de las masas, al calor de ellas, y como producto de su andar, nuestro partido. Se ha construido con hombres y mujeres que emergen desde el mismo seno del pueblo y enriquecido por su conducta intransigente frente a este sistema, frente a la burguesía. Cuando se hace necesario hablar de genuinos revolucionarios de nuestras filas, el marco general que antecede este homenaje nos da el sentido de lo que queremos expresar.
Sin embargo hay revolucionarios que no pueden ser recordados sólo por la epopeya de una época y por las situación y el significado de ella, sino por la continuidad de su labor después de la misma y por el sentido superador de su acción y éste es el caso de María Mercedes Perea nuestra entrañable Rubia, como le decía el Robi y posteriormente como la conocieron las nuevas generaciones de nuestros compañeros o simplemente diciéndole María, expresándose quizás con la misma sencillez contagiosa con que se comportaba. Sabido es que ni la más extensa y completa reseña puede reflejar la dimensión de todo el devenir de una vida que abarca casi un siglo, para ser exactos 88 años. Sin embargo no es razón para recordar aquí que sus cualidades están impregnadas en la historia del PRT. Nació en Santiago del estero en 1926 hasta el día de hoy, pues ella supo decir en más de una ocasión que nacía todos los días, y hoy dejó de nacer para ser recuerdo vivo en la memoria de todos nosotros. Al calor de las masas encendiendo el fuego por la conquista de una vida mejor, militando con optimismo y confianza plena en nuestro partido y nuestro pueblo, han construido y sido ejemplo de conducta y compromiso en la formación de más de tres generaciones de revolucionarios. Siendo docente de muy joven en su ciudad natal, contribuyó a la construcción, desde sus orígenes, en los debates de una fuerza revolucionaria que posteriormente vería la luz en nuestro PRT.
Posteriormente, luego del golpe y el desmembramiento del Partido, hubo doblegado el esfuerzo, para contribuir y colaborar enérgicamente en la reconstrucción del partido que hoy tenemos. Gran militante con mucho apego a las masas y mucho optimismo. Supo ser en aquellos años de la reconstrucción, un palenque firme y una escuela de militancia para los jóvenes que nos incorporábamos a las filas del PRT. Su casa fue un centro de reuniones, de planes, de preparación de volantes, de agitada vida militante. Una mujer de gran carácter y fuerza de voluntad, indoblegable en sus convicciones que, aun siendo ya anciana se resistía a dejar la actividad. Quería estar enterada de todo, quería saber cómo avanzaba el partido, si crecía, si había jóvenes, si se hacía propaganda, quería que el socialismo llegara, convencida de que la revolución es obra de los trabajadores y el pueblo. Recorría los kioscos de diarios dejando nuestra prensa, con la misma pasión con que pintaba cuadros y esculpía alguna que otra obra. Los años y la enfermedad son anecdóticos
Comparados con su actividad vital en pos de la revolución y el socialismo que supo desarrollar. Pues la enfermedad por vejez es, en última instancia, hasta una situación involuntaria, en cambio el camino adoptado en pos de la revolución se hace necesario expresarlo pues las desventuras, las anécdotas, las decisiones audaces, sus enojos, su sabia tozudez, sus consejos, su voluntad, sólo están presentes en los que estamos vivos quienes recordaremos por siempre su vida integrada a la historia del PRT, como parte indisoluble de su andar revolucionario.
Compañera Rubia, Hasta la Victoria Siempre!!!