Las próximas semanas y pasado el mundial de futbol, la lucha de clases se exacerbará en su paso ascendente.
El gobierno de los monopolios y toda la institucionalidad parlamentaria intentarán de una u otra manera hacer seguir recayendo el peso de la crisis sobre los 40 millones de argentinos, y del otro lado de la barricada, se intentará frenar esa afrenta con más lucha y más movilización.
Ese es el escenario que se viene y es allí en donde los revolucionarios deberemos afrontar los fundamentales desafíos.
La burguesía monopolista intentará sacar a la clase obrera y al pueblo de la lucha local y llevarla al terreno de la “nada”, es decir a la movilización intrascendente con fines eminentemente electoralistas; esa conducta del poder en ese terreno es “tolerante”, sus intereses estratégicos no están en juego y se podría estar toda una vida “agitando” al che desde esa trinchera y terreno elegido.
Los revolucionarios tenemos que persistir en la idea revolucionaria de hacernos fuertes desde lo local para avanzar simultáneamente en lo nacional.
¿Qué queremos decir con esto?
Que en los próximos días, al arreciar nuevamente la lucha y la movilización, hacernos fuertes junto a las masas en cada lugar, en el que conocemos, en el que trabajamos, en el que vivimos. Es decir, profundizar lo que se viene haciendo con el paro, la toma de establecimientos, seguir vertebrando la telaraña de unidad de hecho con establecimientos y barrios lindantes, y desde allí y solo desde allí, privilegiar la unidad a planos nacionales.
Serán semanas muy bravas y el poder -con complicidad de las fuerzas políticas electoralistas- querrán sacarnos de nuestros reductos, aislarnos de las masas y golpear cualquier intento de elevar la calidad del enfrentamiento hacia la revolución.
Serán semanas en donde los revolucionarios, desde las trincheras en donde se encuentran efectivamente las masas explotadas y oprimidas, deberemos desarrollar una intensa propaganda y agitación en donde se priorice la idea de la Institucionalidad que se está dando desde abajo, desde la lucha y la movilización. En donde se ponga de relieve que ese es el verdadero poder que podrá sacar a nuestro pueblo de oprobio del sistema capitalista.
La agitación y propaganda de estas cuestiones centrales desde la propia experiencia del pueblo, irá desatando fuerzas populares que desde la lucha puramente reivindicativa puede entrar en un cansancio que afecte la actual combatividad de nuestro pueblo.
Cuanto más nos intenten sacar de las masas para paliar los efectos de la lucha, los revolucionarios deberemos multiplicar la embestida en las “raíces de la revolución”.
Caminar sector por sector, casa por casa, explicar porque eso de enfrentarse en el terreno que conocemos, en donde surgen desde la lucha nuevas camadas de dirigentes bien pegados a los problemas del pueblo es construir el poder local, experimentando el poder dual a la burguesía y construir las herramientas políticas revolucionarias para la lucha por el poder.
La agitación y propaganda así entendidas pasan a ocupar un papel trascendental en esta etapa de la revolución y deberemos ejercerla con toda convicción. Es un eslabón importante del cual hay que tirar toda la cadena, insistimos, en un momento en donde arreciarán las luchas de todo tipo contra los planes de la oligarquía financiera de hacernos recaer sus crisis sobre nuestras espaldas.