Como mencionamos en el artículo del martes de esta misma página, la lucha contra el ajuste es también la lucha contra la oligarquía financiera. El ajuste es la expresión de todas las medidas políticas y económicas que se expresan en todos los órdenes de su dominación: la inflación, la deuda externa, los fondos buitres, la chatura salarial, el impuesto al salario. O las arremetidas contra la clase obrera en las fábricas, que intentan atacar la organización propia e independiente de los aparatos sindicales serviles al poder, como así también las leyes represivas en torno a la movilización del pueblo.
La razón de ser de todo este conjunto de medidas dictatoriales, implican el sustento de sus propias condiciones de dominación, para aumentar la explotación y el sometimiento, para el desarrollar de las llamadas inversiones productivas y el saqueo de recursos naturales, para garantizar desde el Estado y el gobierno a su servicio, más ganancias a costa del empeoramiento de las condiciones de vida de millones.
Pero mal que les pese, la lucha de clases dispone. Con un estado de ánimo cada vez más caliente, la lucha contra estas políticas avanza. Todo está cuestionado y reafirma que cada día que pasa la lucha recrudecerá determinada por la decidida oposición de los trabajadores y el pueblo a toda esta situación. En todos los rincones de nuestro país, con formas de lucha y metodologías propias que echan por tierra la imposición de dictados de clase del poder, la autoconvocatoria y la democracia directa se instalan y ganan lugar.
Pero este terreno fértil para el desarrollo de la organización, la unidad y la movilización por abajo desde el poder local, desde las ideas revolucionarias, desde el proyecto revolucionario, está acotado si no se ve en toda su dimensión. Si no se comprende que las condiciones para confrontar el ajuste y todas las políticas del poder como un hecho objetivo maduran en correspondencia con la más amplia iniciativa revolucionaria, en la construcción del poder local.
El enfrentamiento al ajuste es ampliamente la lucha revolucionaria de la clase obrera y el pueblo por cambiar este sistema. La lucha contra la inflación, los impuestazos, contra los salarios bajos, contra la explotación y la miseria, contra el saqueo, la contaminación, las paupérrimas condiciones de salud, transporte, educación, vivienda, la falta de luz, agua, gas etc., está integrada al enfrentamiento contra el ajuste como la parte al todo.
Desde cada lugar desde debemos avanzar en la movilización revolucionaria. Debemos contemplar no sólo los aspectos particulares de cada lucha, sino su integración en el marco nacional contra las políticas de la oligarquía. Debemos unificar las diversas expresiones de lucha por sus propias necesidades e integrarlas en movilizaciones masivas, que unifiquen iniciativas amplias en el propio terreno de lucha, en lo local.
En parques o zonas industriales, desde las fábricas y en los barrios aledaños, en barrios y zonas, desde escuelas y universidades. El estado asambleario de las fábricas y barriadas debe extenderse localmente y desde las metodologías revolucionarias adquiridas: la autoconvocatoria y la democracia directa, ampliar el marco de la movilización a más zonas.
Amplias y masivas campañas de agitación, pintadas, volanteadas, locales y zonales, deben desarrollarse sin descanso, incorporando a las mismas a todo el caudal de gente que harta de esta situación busca un horizonte revolucionario que exprese sus anhelos de cambio. El basta a esta realidad ya lo tenemos, hay que avanzar en su transformación.
El amplio torrente de movilización que despunta debe encontrar al Llamamiento 17 de Agosto dotado de este ejercicio político pleno de enjundia revolucionaria. En el marco de las resoluciones del cuarto encuentro nacional en Córdoba, la preparación de iniciativas contra el ajuste y la deuda, implican para los revolucionarios consecuentes avanzar y afianzar desde lo local un nivel más amplio de unidad política revolucionaria de la clase obrera y el pueblo, y al la vez, una referencia política genuinamente revolucionaria.
Para decirlo en términos simples, el Llamamiento debe estar en su salsa desde la acción y la movilización masiva contra la oligarquía.