Muy lejos de las genocidas guerras llevadas adelante por parte de las distintas facciones de la oligarquía financiera en el golfo pérsico y parte de África dispuestos, de ser necesario, a “redibujar” el mapa político y garantizar para sí, cueste lo que cueste, los estratégicos recursos energéticos que su irracional capitalismo demanda, en una guerra “sin tiros”, la confrontación en nuestro país por las reservas de petróleo y gas no está fuera de esta disputa.
Desde la “nacionalización” de YPF y la aparición en escena de la tecnología del fracking(la técnica de fracturación hidráulica para extraer gas y petróleo del subsuelo), de Vaca Muerta y otras reservas petroleras en Neuquén, Mendoza, Río Negro y Santa Cruz y el leonino acuerdo con Chevron y sus cláusulas “de secreto comercial”, la guerra se ha desatado.
Bien pegado al estilo sainetesco de la política de los mercenarios desclasados de los políticos de la burguesía, los gobernadores de las llamadas provincias petroleras, se han alzado en “rebelión” contra la “Ley Galuccio”, que “viola los derechos provinciales sobre los recursos del subsuelo”. Al tiempo que a través de las empresas estatales de las provincias abrían el juego las empresas excluidas del banquete.
Es ejemplo de esto que Mendoza mediante EMESA, la flamante empresa de energía estatal, entregaba concesiones de áreas de exploración petroleras a Roch, Pluspetrol, Geopark y Medanito, empresas que representan los intereses de Exxon, Total, Shell a la vez que el gobierno decretaba la caducidad de la concesión del contrato a YPF sobre los yacimientos Ceferino, en Rivadavia, y Cerro Molar 3, en Malargüe y se los entregaba a la empresa de origen alemán Wintershall Energía Sociedad Anónima.
La neuquina estatal GyP, entregó concesiones a empresas como Exxon, Total, Shell, Wintershall, EOG, entre otras.
El reciente acuerdo entre YPF y la malaya Petronas que tienen como cláusula excluyente conseguir el permiso de explotación del bloque por 35 años, los beneficios impositivos y las regalías congeladas al 12%, también ponen como requisito que YPF maneje el 100% del bloque antes de la cesión del 50% a Petronas, lo que implica la salida de GyP de Amarga Chica, cosa que “resiste” el gobierno neuquino.
Río Negro marcha por el mismo camino renegociando escandalosamente con Petrobras.
Todo esto en medio del poderoso lobby de los Pan American Energy, Apache, los Bulgheroni y los chinos hacen un verdadero aquelarre en la disputa por nuestros recursos energéticos.
Pero a diferencia de otras partes de mundo, aquí “la sangre no llegará al río”. Todo se resolverá con una nueva negociación expresada en leyes que nadie respetará, alguna “comisión”, algún cambio formal para “hacer como que” respetamos a las provincias, muchos puestos de los actuales políticos en cargos de directorios de la empresas, mientras entregan en hipoteca el futuro de todos los argentinos.