Acerca de la relación capital – trabajo y la «locura del socialismo»

«Si no hay capital no hay trabajo y si no hay trabajo no hay capital», dijo muy suelta de cuerpo la presidenta. La frase se inscribe en el discurso que dio ayer frente a empresarios y sindicalistas (empresarios con disfraz) en ocasión de la puesta en escena que hizo el gobierno de la burguesía para decretar el aumento del salario mínimo en la cantidad de $ 4.400,00. ¡Una miserable burla cruel!

Lo dicho por la inefable vocera de la oligarquía es una verdad a medias. Y tal es así porque si tomamos la última parte de la frase presidencial vemos que la afirmación es indudablemente cierta, pues sin trabajo no hay capital. El capital es trabajo social acumulado. Es producto de la apropiación burguesa del esfuerzo de gran cantidad de trabajadores quienes todos los días desgastamos nuestros músculos, cerebros, nervios y esperanzas en la elaboración de productos destinados al mercado que luego no podremos comprar o apenas podremos hacerlo a cambio del salario que recibimos a cambio.

Pero la primera parte de la frase, no es así de ninguna manera. En la mayor parte de la historia de la humanidad, el trabajo ha existido sin el capital… y en la sociedad socialista por la que luchamos también será así. Y esto no es ninguna utopía ni producto de mentes soñadoras desprendidas de la realidad.

Pero la presidenta, fiel a la forma de pensar de su clase, razona en forma diferente. Es por eso que el 07 de agosto próximo pasado en otro discurso de atardeceres, tal como es su costumbre diaria, dijo: «Lo que me dice siempre el Dr. Kicillof, me recuerda lo que decía Adam Smith: «el panadero no está para hacer beneficencia. El Carnicero tampoco, el carpintero tampoco. Están todos para ganar plata», así que por favor, terminen con esa locura del Socialismo y todas esas cosas.»

Y vuelta a decir verdades a media. Porque es muy cierto que ningún capitalista se mueve por otro objetivo que no sea ganar plata, o reproducir y aumentar el capital. Como hemos dicho infinidad de veces, la producción en la sociedad capitalista está organizada para obtener ganancias y no para satisfacción de las necesidades y aspiraciones de los pueblos. Esta es la parte de la verdad. Lo que es mentira absoluta es decir que toda sociedad será siempre organizada para la obtención de ganancia a favor de unos pocos.

Señora presidenta, toda verdad a medias es una mentira completa.

De hecho, esta sociedad capitalista está siendo firmemente cuestionada en todo el mundo y, fundamentalmente, en nuestro país. Los paros, movilizaciones, tomas de fábricas, rebeldía a las imposiciones de la voluntad estatal burguesa que diariamente se suceden en todo el territorio nacional, son prueba suficiente de lo que afirmamos.

Este cuestionamiento que sepulta a la autoridad burguesa con sus instituciones estatales creadas por esa clase privilegiada para dominar y reproducir su sistema, de la misma manera que en su momento la figura del rey fue sepultada por toda la sociedad sin posibilidad de marcha atrás, constituye el tendón de Aquiles, a través del cual se va a desmoronar todo el sistema empujado por la acción revolucionaria de la clase obrera y el pueblo.

Es por eso que la batalla central de la burguesía y de todos los coreutas de «izquierda», «progresistas», «opositores» y demás disfrazados portadores de la ideología burguesa, centran su preocupación y su actividad política en tratar de convencer que hay que volver a creer en las instituciones. Incluso hay algunos que hasta citan frases de Lenin sacadas de contexto llamando a votar y a participar del circo electoral «porque también hay que dar la lucha en ese terreno electoral». ¡Quieren revivir al rey luego que el pueblo lo mató! ¡Ésa es la verdadera locura!

El pueblo ha dado un paso político de no retorno sobre las bases materiales que el propio sistema capitalista ha creado con la socialización cada vez mayor de la producción y la traba que representa, para ese desarrollo, las relaciones capitalistas aún vigentes representadas en esas instituciones estatales envilecidas y repudiadas por la clase obrera y el pueblo.

El paso que debemos dar como pueblo, y los revolucionarios tenemos que estar al frente en esa patriada, es hacer consciente y orientar la proa de la nave sobre la que navegan las luchas hacia el objetivo de conquistar el poder para la construcción de la nueva sociedad socialista.

Una sociedad basada en la producción de las vidas de las personas con eje en sus necesidades y aspiraciones y no en la producción de mercancías para el mercado a fin de obtener una ganancia para pocos. Una sociedad productora de bienes de consumo para satisfacer las necesidades del pueblo en nuestro país y para el resto de la humanidad con la que podremos intercambiar nuestro excedente a fin de obtener recursos con los que no contamos para poder complementar lo que nos falta hasta que podamos producirlo.

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