La burguesía y sus gobiernos pretenden convencernos de que vivimos en “un país de fantasía”, llenos de espejitos de colores… Pero la realidad que vivimos nos dice otra cosa muy diferente.
Durante los últimos meses se viene profundizado de forma permanente una descomunal estampida en todos los precios, de los artículos de la canasta familiar, de los servicios básicos, de los combustibles, de todo. La carestía de la vida no hay forma de ocultarla. El flagelo de la inflación flagela como nunca, y los moretones los sentimos en lo más profundo de nuestro cuerpo.
Los notables “comunicadores pensadores” del poder, nos hablan casi siempre de “la inflación” desde una concepción “técnica”, llenándonos de números, estadísticas e índices, como si se tratara de un “problema matemático”, como si no tuviera que ver con la realidad cotidiana del pueblo. Pero por más discurso y propaganda que nos tiren por la cabeza, nuestro pueblo no come vidrio y tiene claro cuáles son hoy sus reclamos y demandas.
Cuando todos los precios suben, baja el poder de compra de nuestros salarios; en definitiva lo que pasa es que baja el salario. Y esto es real y no tiene vuelta atrás en este sistema, la única forma de modificarlo es con la lucha y la movilización.
El achatamiento de los salarios, el aumento de impuestos, los servicios y la carestía de la vida, son todas caras de una misma moneda y son –a la vez- un problema político. Tiene por objetivo el sostenimiento de las ganancias de unos pocos, los dueños del poder dominante, los monopolios. Todos los gobiernos a su servicio se han empeñado y se empeñan en reducir nuestros ingresos como trabajadores, por la sencilla razón de que cuanto más conquistamos los trabajadores, menos ganancia tiene la burguesía. La ecuación es simple, pero la tratan de esconder en forma complicada.
Porque a la vista de millones queda al desnudo cómo, desde el Estado nacional y desde cada uno de los Estados provinciales, se “autorizan” a modo de un febril aquelarre, aumentos en todo lo que consumimos y necesitamos, elevando el costo de vida. Tremendos aumentos de precios de las mercancías, tienen luz verde y actúan demoliendo los bolsillos de la población.
Estos son hoy los verdaderos problemas que nos preocupan a todos, atravesando a cada vez a más sectores de nuestro pueblo; directamente pegado al estado de ánimo y bronca de las masas populares.
Se percibe, se siente, que la raíz de los problemas generados por la carestía de la vida, es la misma que la de la inseguridad, el abuso institucional contra la población, la explotación laboral, la falta de salud, educación, vivienda, la condena a una vida indigna a las mayorías laboriosas, etc.
Por eso, frente a esta situación tan sentida, un eje de acción política que unifica las voluntades de toda la clase obrera y de ésta con el pueblo, es la pelea por mejores condiciones de vida. La movilización, la unidad y la acción decidida para hacerlos retroceder, es la única garantía de que la carestía de la vida no avance.
Debemos doblar la apuesta y materializar en organización el proyecto y la acción revolucionaria, desde las metodologías de la democracia directa, poniendo como eje la calidad de vida de la población, frente a la cada vez más manifiesta imposibilidad de la burguesía y su gobierno de tapar el sol con un dedo.
Avanzar en nuestras conquistas es adelantarse a las jugadas obligadas que la burguesía seguirá realizando aumentando los precios.
No les demos respiro y profundicemos la lucha contra los planes de nuestro enemigo de clase, consolidando las fuerzas materiales que le den continuidad al camino revolucionario que cada vez más amplios sectores de masas han emprendido.