El cinismo de los funcionarios gubernamentales burgueses, expresados en la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no tiene techo. Se han pasado toda su gestión alimentando al león con carne humana a raciones cada vez más grandes. Hoy, se quejan y lloran desconsolados porque el león ruge debido a que no le aumentan, a su gusto, la cantidad de carne a consumir y gritan a los cuatro vientos que el felino no les reconoce más de diez años de tributo alimentario con los bocados más abundantes y tiernos.
Se hacen los desentendidos sobre la ley fundamental del capitalismo: la acumulación y centralización del capital. El verdadero arrebato de los monopolios por apoderarse no sólo de la plusvalía que generan los obreros en sus propias fábricas sino también de la plusvalía que producen otros obreros en otras unidades productivas y que se disputan entre los capitales más grandes en los mercados y a través de los recursos que el Estado recauda para ellos.
Como el león cebado, los capitalistas monopolistas no entienden razones de ninguna índole y, a mordiscones y zarpazos, pelean por el más mínimo pedazo de carne. La presidenta lo sabe porque ella misma pertenece a esa clase burguesa cada vez más parasitaria que acumula más en el arrebato que en el producto de su propia producción expropiadora del esfuerzo obrero. Así funciona el capital financiero. Crea su propia plusvalía en sus unidades productivas y utiliza el capital como vehículo para el apoderamiento de mayores cantidades de capital en el mercado financiero.
Veamos algunas cifras de lo que decimos: tomemos por ejemplo un automóvil Volks Wagen Voyage que en abril del año pasado costaba en el mercado la cantidad de $ 90.000,00, hoy es publicado en las concesionarias con un valor de $ 149.000,00.- ¡En un año y cuatro meses, aumentó el 65,55%, a lo cual hay que sumarle la renovación de subsidios, exención impositiva, facilidades de créditos para el sector, plan procreauto, etc., en suma de lo cual el porcentaje se eleva a un 100%, por poner un monto que quizá sea superado sensiblemente!
La presidenta a quien le encanta, en forma tramposa, comparar porcentajes de sueldos mínimos con capitales (porque no es lo mismo el 65,55% de $ 3.000 que compararlo con el 65,55% de $ 100.000.000, ya que el primero representa $ 1.966,50 mientras que el segundo representa $ 65.550.000, más todos los beneficios que señalamos anteriormente), guarda «respetuoso» silencio y se queja a través de twitter de la «incomprensión» de las automotrices a quienes tanto «ayudó»…¡con nuestros recursos, sangre, sudor y lágrimas!
Al igual que el recordado tristemente célebre ministro de economía Pugliese quien dijo «les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo» (refiriéndose a los capitales financieros que en el gobierno de Alfonsín asestaron un duro golpe a los bolsillos del pueblo), la presidenta muestra su vana presunción de eficacia, inteligencia y liderazgo dejando ver impunemente la mediocridad, el corto y bajo vuelo de una gallina con pretensiones de águila y la incapacidad de todo gobierno burgués de querer unificar bajo una sola consigna expresada en las medidas que debe tomar en supuesta defensa de los intereses de toda su clase, cuando en verdad, ningún monopolio está dispuesto a ceder ni un centavo de su propia ganancia en beneficio del conjunto, pues la ventaja que tiene el tamaño del capital puesto a circular en el mercado no acepta ni quiere saber de tiempos muertos que le impidan tan siquiera por lapsos muy pequeños, hacer valer su volumen para apoderarse de capitales más pequeños.
La disputa a muerte entre capitales, y la imposibilidad de todo gobierno burgués de unificar en una sola política a toda la clase para llevar adelante un rumbo previsible, constituye el tendón de Aquiles por donde podemos avanzar como clase obrera y pueblo para liberarnos del yugo que nos impone este sistema.
El enfrentamiento que el pueblo mantiene a diario contra la vida que nos imponen y la imposibilidad de una unificación política por parte de la oligarquía financiera es la crisis política que corona la crisis estructural terminal del sistema capitalista en nuestro país.
El socialismo, la revolución, la toma del poder por la clase obrera y el pueblo, no son un sueño irrealizable. Constituye por el contrario, la única posibilidad de una salida para el pueblo trabajador.
Las cientos de batallas diarias por la dignidad de nuestras vidas y las disputas por una mejor condición de vida a través de las metodologías de la asamblea, la democracia directa, la lucha y erosión contra las instituciones del poder burgués, son el camino que debemos seguir transitando y profundizando hacia el objetivo final.
La unidad del pueblo en esas luchas es fundamental así como la propagación masiva de dicho objetivo que debemos intensificar los revolucionarios, ayudarán a la comprensión de que cada una de esas batallas contribuyen a un mismo objetivo político nacional por liberarse del oprobioso poder burgués.