Es enorme el porcentaje de trabajadores que reciben ingresos inferiores a la canasta familiar real y resulta que “la culpa de la inflación” es de los salarios…
Durante muchos años nos vinieron tratando de engatusar diciéndonos que “el salario debía estar atado a la productividad”… Entonces, ¿por qué no hablamos que la productividad en la industria creció durante todos estos años a ritmos insoportables para el trabajador, mientras los salarios no alcanzan para llegar a fin de mes?
Nos dicen: “Ahora hay que apechugar, no se puede repartir la riqueza en tiempos de crisis”, al mismo tiempo que las cien principales empresas radicadas en nuestro país aumentaron sus ganancias durante el último año. O sea, las riquezas existen, y son las generadas por nuestro trabajo; el problema es que se las llevan los monopolios que, además, son los que fijan los precios y le dan a la economía familiar un nuevo mazazo.
La hipocresía y la mentira de los que gobiernan, intentarán como siempre frenar los reclamos que crecen desde cada lugar de trabajo, indispensables para poder recuperar algo de lo perdido antes y después de la gran devaluación del inicio del año y de las permanentes “devaluacioncitas” que suman y suman mayores desgracias para nuestros bolsillos.
Detrás de semejante farsa se esconde una verdad inocultable: el OBJETIVO del gobierno no es otro que CONTINUAR PRODUCIENDO CON UN dólar alto con salarios de hambre. Y en su sostenimiento de “final de ciclo” se unen gobierno, monopolios y sindicatos, la “vieja y querida santa alianza”, que intentará frenar las justas y genuinas luchas por mejorar nuestro nivel de vida.
Nada es nuevo, es más de lo mismo. Mientras la crisis arreciaba los trabajadores pagamos los platos rotos; cuando no pudieron ocultar que sus negocios iban viento en popa, nos pedían que no reclamemos más salario porque sino se venía la inflación. Ahora, con un proceso inflacionario galopante, de vuelta la burra al trigo y nos dicen que hay que apechugar porque “debemos cuidar el trabajo”.
Esta película ya la vimos. Y como en otros tiempos, empiezan nuevamente a hablarnos de “pactos sociales” para llegar al 2015… que no son otra cosa que intentar encorsetar los reclamos de los trabajadores, para que ellos sigan haciendo sus fabulosos e infames negocios a costa de nuestro sacrificio.
Pero el horno no está para bollos y no hay que darles tregua. A pesar de la desinformación sistemática y el silencio de los medios del sistema, la lucha y la organización genuina de los trabajadores y el pueblo han logrado conquistas muy importantes. Es que están débiles porque la razón está de nuestro lado y porque, además, las condiciones están a nuestro favor, pues las empresas tendrán que seguir cumpliendo con sus compromisos de producción y ventas, más allá de cualquier chamuyo.
Por eso, que no nos corran con un 4 de copas. Es momento de seguir golpeando, exigir aumentos salariales, mejores condiciones de trabajo, jornadas laborales que permitan un mayor descanso y el disfrutar de nuestras familias, que bajen los precios de los artículos de la canasta familiar, y que tengamos vivienda, salud y educación dignas.
Sigamos adelante con nuestros reclamos, las huelgas, las tomas, los paros, organicemos en cada lugar de trabajo y en cada barrio, la protesta contra la suba de los precios, hagamos masiva la lucha y sigamos confiando en nuestras propias fuerzas. Todas las mejoras que logremos serán porque se las arrancamos.
Que cada reclamo sea un eslabón que sume a la cadena de lucha de todo el pueblo. Que cada objetivo que logremos, sea un paso en el fortalecimiento del proyecto revolucionario y por el poder de la clase obrera y el pueblo; y un paso en la debilidad de los monopolios y sus gobiernos.