Como lo venimos señalando desde esta misma página, el impuesto al salario de los que trabajamos (mal llamado impuesto a las ganancias) es un saqueo a nuestros bolsillos y una medida cada vez más difícil de sostener para la burguesía. El reciente volante nacional que hemos publicado (desnudando la absoluta mentira del discurso burgués, y el volante que también publicamos de trabajadores autoconvocados de ALUAR) dan cuenta de ello.
Cada vez son más los sectores de trabajadores que se ven alcanzados por este extorsivo impuesto y por ende, cada vez son más profundas las luchas que se desarrollan en torno a este reclamo. Ya no le alcanza a los gremios-gerencias (de los monopolios) con argumentar “que no es un problema de ellos porque es una Ley del Congreso”…y han tenido que salir (obligados por la fuerte presión desde abajo) a jugar alguna ficha en torno a este tema.
Una clara señal respecto a esto la tenemos en estos días, en donde luego de que durante muchos años el Gobierno se negara a permitir que las empresas abonasen esta tasa que afecta los ingresos de sus empleados, el Ministerio de Trabajo aceptó que los Camioneros de Chubut y el norte de Santa Cruz dejen de pagar el tributo. A partir de ahora, las petroleras YPF, Panamerican Energy, Sipetrol y Tecpetrol serán las que se harán cargo del impuesto. Esta conquista beneficia a unos dos mil camioneros que trabajan en el traslado de petróleo crudo, en la zona del golfo San Jorge. No debemos olvidar la lucha de los petroleros de la zona, cuando (tras las protestas y enfrentamientos en Las Heras) lograron hace algunos años mejoras respecto a este tema (reciben una compensación de 90 horas extra en concepto de viandas). Ahora, los choferes, directamente dejarán de abonar el impuesto.
En la misma línea de lo que decimos, en el día de ayer (y con la urgencia de destrabar el paro anunciado para hoy y evitar nuevas medidas de fuerza que compliquen el abastecimiento de combustibles), el Gobierno (con Jorge Capitanich, y el ministro Carlos Tomada a la cabeza), mantuvieron en la Casa Rosada un encuentro con los gremios petroleros de la Patagonia, para negociar con la empresas del sector el pago de una bonificación salarial que implique la devolución de los descuentos aplicados por el “impuesto a las Ganancias”. El planteo de los gremios es obtener una compensación equivalente a los descuentos de 6 ó 7 meses del impuesto, reintegro que superaría los $ 50.000. Esta “ronda” de negociaciones de los representantes de las petroleras (tanto de uno como del otro lado) continuará en los próximos días, pero hay que tener claro que es producto de que por abajo, el horno no está para bollos.
Por otro lado (aunque “oficialmente” se dijo que la suba salarial para los pilotos de Aerolíneas Argentinas era del 28,15%), en realidad el incremento llegará al 37,07% gracias, en parte, a un bono salarial de $ 13.598 que en estos días están cobrando los comandantes de la compañía aérea. Esa bonificación se cobra a través de un sistema que fue “ideado” para “esquivar” el pago del impuesto a las Ganancias; también como una forma de aquietar las aguas en otro sector donde el reclamo respecto a este tema es fuerte. También UALA, el gremio que nuclea a los pilotos de Austral, habría recurrido al mismo mecanismo.
La pelota crece y en ese contexto, la negociación de los petroleros es seguida con atención por otros gremios que desde hace tiempo se ven presionados desde abajo contra el impuesto a las «ganancias» sobre los salarios. Entre otros, aparecen los trabajadores bancarios, que preparan un paro de 48 horas para la próxima semana, con el fin de exigir a los Bancos una compensación salarial por los descuentos del polémico tributo y que se hagan cargo ellos de pagarlo.
En definitiva, todo lo que estamos viviendo en estos días, no es ni más ni menos que una confrontación política; lo que se abre es sin duda alguna un banco de pruebas donde el Gobierno y los monopolios se juegan la definición de la política salarial para los próximos meses y la clase obrera se juega una batalla de muchos años: enterrar de una vez y para siempre el impuesto al salario, mal llamado impuesto a las ganancias.
En el caso de los petroleros, la burguesía tuvo que jugar una carta arriesgada que le traerá un alto costo político y económico, en momentos en donde cada vez son más los trabajadores que empujan en busca de un alivio al impuesto y a la creciente inflación.
A punto tal, que contradice la “advertencia” que había hecho la propia Presidenta la semana pasada en un congreso de industriales, dónde les dio a entender que “si otorgaban un plus no tenían después motivos para reclamar por la pérdida de productividad”. Ahora, en el conflicto clave del sector petrolero, el Ejecutivo ensaya una estrategia que para ellos es “pan para hoy y hambre para mañana”: compensar la pérdida salarial ocasionada por el impuesto al salario, avalando la reapertura de paritarias y exponiéndose a la generalización de bonos y «sumas puente», teniéndose que hacer cargo las empresas de pagarlo.
Habrá que ver cómo justifican que una eventual «suma puente» para los petroleros, resulta no ser válida para todos los demás trabajadores, con sueldos más cercanos al mínimo y paritarias cerradas por decreto con porcentajes irrisorios.
Lejos de haber resuelto el conflicto, la «solución» que presentaron ayer los funcionarios de la Rosada deja en evidencia que los pedidos por Ganancias repercuten cada vez más sobre la política salarial de los monopolios y su Gobierno, y amenazan con generalizarse, producto de la decidida convicción de miles y miles de trabajadores, de que el impuesto al salario es un robo a nuestros bolsillos. La moneda está en el aire.