Hablan de las paritarias del 2015 para tapar el reclamo de las bonificaciones de fin de año.

El reclamo por una bonificación de fin de año que se tornó generalizado en todos los trabajadores, muestra el horizonte oscuro y tormentoso para los monopolios y sus políticas que tienen preparadas en sus gateras: una nueva y macabra escalada de precios finalizando el año y para los dos primeros meses del 2015.

Para ello han sacado a través de sus instrumentos mediáticos a jugar a los funcionarios del gobierno a minimizar con sus declaraciones la escalada inflacionaria sufrida este año, al silencio de la oposición, y a las leguleyas declaraciones de los sindicalistas que tratan de mostrarse preocupados por las discusiones paritarias para el 2015 con la clara intención de hacerse los distraídos de lo inmediato dilatando así el reclamo urgente de las bonificaciones de fin de año que piden los trabajadores.

El último paro claramente pro patronal en el sentido que se instrumentalizó en los horarios justo que solo obedecían a hacerle difícil la jornada a los trabajadores (de 4 hs a 7 hs de la mañana) literalmente afectándoles el día a los trabajadores. A eso ahora se le suman ampulosas “preocupaciones” de lo que vendrá en el 2015. Esto no es inocente, es otra gran mentira que se suma a las declaraciones de Kiciloff cuando afirma: “Es una aberración decir que haya habido una inflación del 40% este año”.

Para ello Caló (burócrata si los hay) declaró textualmente: “Estamos preocupados, no por lo que está pasando, sino por lo que pueda venir. Por ejemplo, qué va a pasar con las paritarias. Estamos preocupados por eso. No sabemos cuál va a ser el piso y cuál va a ser el techo”, y estima que el poder adquisitivo del salario real cayó entre el 6% y 10%.

Caló, usted no tiene ninguna preocupación por las paritarias, ¡¡¡ni por nada!!! Usted, al igual que todos los popes del sindicalismo, al igual que el gobierno, lo que está haciendo es tratar de cumplir con los deberes que les indican los monopolios, viendo cómo salen de la situación que le facilite a la burguesía que los tarifazos transiten sin hacer ruido.

Mienten cuando afirman que el poder adquisitivo del salario perdió un 6% o un 10%, cuando todos sabemos y padecemos una caída que ya supera por lejos ese porcentual; al tiempo que se hacen los distraídos con el robo del “impuesto al salario” y más ahora que con aguinaldo y vacaciones pretenden quedarse, de hecho, con el aguinaldo de los trabajadores afectados. Como también miente la Presidenta diciendo que eso vaya a parar a los que menos tienen (hasta da risa).

Pero la realidad es otra. La inflación es uno de los mecanismos que en realidad utilizan los monopolios para achicar lo más que puedan la masa salarial y avanzar así en la ganancia. Es por eso que recurren a toda esta sarta de mercenarios para que salgan a operar intentando frenar la “silenciada” lucha de los trabajadores, porque si no, ¿a qué obedecen todas estas declaraciones y maniobras?

Está claro que la disputa salarial no va a mejorar la vida indigna a la que está sometido todo el pueblo argentino. Esta se resolverá, indefectiblemente, cuando logremos arrebatarle el poder a la burguesía por medio de una revolución encabezada por la clase obrera. Pero estas pujas son hoy el terreno donde está la batalla, y así como la burguesía monopolista actúa como clase e instala todo su andamiaje a actuar empecinados en más súper explotación, la clase obrera y el pueblo también deben actuar con lo que tienen a su alcance y empecinarse en más rebeldía. Es en dicho ejercicio donde se elevan todos los factores por la lucha de nuestro pueblo, sea en ganar experiencia, en organización, en ir encontrando los caminos para salir definitivamente de esta opresión. Y es también en este terreno donde deben, más que nunca, correr como reguero de pólvora las ideas de la revolución y la construcción del poder organizado del pueblo. Es por eso, en realidad, que están temerosos. No nos olvidemos que si bien ellos vociferan contra la existencia de la lucha de clases son los primeros en declararles la guerra al pueblo, aunque tengan que mentir cada vez más burdamente producto de su debilidad.

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