“Es una vergüenza lo que cobramos” disparo una vos chillona, el resto de las chicas en sus maquinas seguían trabajando, las más cercanas habían oído el comentario. Y de inmediato comenzaron a pergeñar una reunión. Al mediodía resolvieron reunirse y planear la demanda de aumentos y un plus de fin de año. En días anteriores, teniendo al barrio como testigo, se armo un tole tole en la entrada, cuando varias trabajadoras y sus maridos venían a reclamar la deuda salarial que la empresa tiene con ellas y que a 6 meses de no trabajar, aún mantiene. Entre forcejeos y amenazas la voz de uno de ellos reclamó “más vale que pagues los que nos debes y trata bien a las chicas que están trabajando, porque te pudrimos el rancho, explotador hijo de puta”
El taller de costura es uno de los cientos que hay en el conurbano, en medio de barrios populares, plagados de trabajadores. En este, que queda en la localidad de Libertad en el municipio de Merlo, trabajan 20 mujeres que durante 9 horas diarias y los sábados también, cosen ropa interior femenina de primera marca. La particularidad de estos talleres es que están bien montados y dotados de mucha maquinaria, por ello no son simplemente talleres, sino empresas tercerizadas que trabajan a un ritmo continuo, con normas de calidad muy exigentes. El ruido de aceleración y desaceleración de las máquinas, que escupen prendas a raudales, mas los paquetones de ropa que salen a diario, hablan de una enorme productividad.
Talleres de costura como estos tiñen todo Buenos Aires y la generalidad es que casi todos trabajan para grandes marcas de indumentaria, que se venden a precios exorbitantes a cambio de salarios miserables, y que como la mayoría de los salarios de la industria textil, refleja el grado de explotación a que está sometida la clase obrera. Como se sabe la composición predominante de estos talleres es de mujeres. La división del trabajo fomentada por la industria textil inglesa desde el siglo 19, ha mantenido este sistema, obligando a las mujeres a confinarse casi con exclusividad a esta actividad laboral, y surtir de fuerza de trabajo a las grandes, pequeñas y medianas empresas textiles que abundan en nuestro país.
Frente a la asamblea “el patrón pedía mas trabajo, cumplimiento de horas extras, para mantener esto que supuestamente es de nosotros, pero él se lleva la ganancia y nosotras la miseria, se piensa que somos boludas, que no vemos la cantidad de trabajo que sale por día, que llora y llora lagrimas de cocodrilo“. Otra: “me da bronca que diga que esto lo mantengo por ustedes”. Otra: “Lo único que quiere es plata, plata, plata pero nunca le cierran las cuentas cuando nos tiene que pagar”. En medio de estos cometarios, el patrón cuestionó: “pero ¿Qué quieren? ¿Cobrar un plus de fin de año como están diciendo todos los de las fabricas y los del transporte?” Interrogó socarronamente. “Si y queremos aumento de salarios” contestó una trabajadora, “El laburo sale y trabajamos bien y vos los sabes y lo ves”, dijo otra y agregó: “la guita que ganamos no nos alcanza”.
“Bueno” dijo el patrón que ya estaba enmudecido y no sabía que decir y haciéndose el valiente ya sin levantar la voz dijo “pero trabajamos el 24 que tenemos mucho para entregar” “No el 24 no vamos a trabajar, trabajamos hasta el 23 y a fin de año igual” le contestaron.
El plus navideño de más de 700 pesos ya lo conquistaron. Acordaron que quieren comenzar el 2015 con aumento salarial de más de 25 pesos la hora. La síntesis de la experiencia la marca una de ellas: “Que placer es ver como los compañeros se unen y resuelven los problemas de aumento o un plus navideño, da satisfacción sacarle por lo menos un mínimo a estos explotadores, por eso hay que unir fuerza y reclamar como lo estamos haciendo estoy orgullosa de mis compañeras”.
La estampa de la lucha de toda la clase se generaliza. En los lugares más recónditos se refleja la conducta de las luchas que marcan el camino, que aleccionan, nutren la acción y dan vitalidad a un movimiento independiente de la clase. En estos lugares, la procesión va por dentro y augura nuevas fuerzas al torrente de la revolución.