En varias de nuestras últimas notas se expresa el nivel de conflictividad de todo este año y lo que nos depara para los primeros meses del 2015, don de a contramano de los intereses de la oligarquía financiera, la clase obrera está dispuesta a ir por más.
La burguesía lo sabe e intenta en forma permanente combatir ese embrión que se va gestando en cada rincón de cada centro industrial y ahora también contra el no tan nuevo fenómeno de unidad que, por una necesidad material para conseguir una victoria, se va dando en luchas como la del impuesto a las ganancias en el sur y por los despidos que hubo en el polo petroquímico de Zárate. Este último jueves, en el punto más álgido del conflicto en Zárate, una vez más Capitanich pone intencionalmente al conflicto de Lear en primera plana como “ejemplo” de lucha del “movimiento obrero” en el país y conjunto con ello el sindicato del SMATA en sus lugares intenta poner a eso como la alternativa a lo que hoy hay. O sos “zurdo” o te alineas detrás de este modelo “nacional y popular” es lo que ellos quieren poner como alternativas, pero esto no es más que un acto de desesperación y de subestimación a la clase obrera; lo único que les importa es no salirse de los marcos legales burgueses y hacer todo lo posible por aislar las luchas con políticas mezquinas que sólo ahuyentan al obrero que va a trabajar día a día.
Que hacen daño, lo hacen. Pero no pueden tapar el sol con la mano. Insistimos en que todo este tipo de maniobras especulativas las hacen en extrema debilidad, saben que por abajo no sólo que el horno no está para bollos sino que se empiezan a profundizar organizaciones de obreros que están sujetos a la democracia directa, que tienen el espíritu de la asamblea como institución para luchar por nuestras conquistas y también se van gestando en el enfrentamiento los primeros lazos de unidad. Más allá del discurso, allí radica su verdadera preocupación, eso es lo que esconden bajo siete llaves pero a la vez es lo que no pueden detener. Es desafío de los revolucionarios profundizar todo tipo de experiencias que vayan en ese camino, embarrarle el terreno a la burguesía ahí donde más les duele, dejando de lado con la masividad a todo tipo de expresión mezquina que nada tiene que ver con la historia de lucha de la clase obrera en nuestro país y mucho menos con el actual anhelo de libertad y de una vida digna que empieza a caminar en cada uno de esos enfrentamientos. Más que nunca hoy hacer circular masivamente las ideas de la revolución socialista entre esas masas de obreros que están luchando de una u otra manera, es el gran desafío que nos toca enfrentar.