Queremos abordar un aspecto de una más amplia lucha contra el reformismo, hoy encarnado en quienes defienden la idea de que el único camino a recorrer es que desde el gobierno se puede tomar “el poder” y de allí atravesar una época histórica de “capitalismo bueno” y “humanizado”.
Alimentan la idea de cambiar todo para no cambiar nada utilizando el viejo y remanido discurso gatopardista. La lucha contra el “poder” se la puede hacer y se está haciendo desde el “gobierno” nos dicen, pero nada se avecina siquiera a la idea de una revolución socialista capaz de cambiar las relaciones de producción.
Cuando se habla de revolución socialista estamos hablando de la lucha por el poder basado en la plena movilización de las masas. Y es allí en donde pegan el grito: “la gente no entiende”, “hace falta conciencia”, “todo está muy lindo pero el pueblo está en otra” y como las mayorías “no entienden” desde el gobierno “sin el poder” avanzaremos quizá en el infinito a un cambio revolucionario, pero hoy no se puede.
En la hora actual se están abriendo los caminos de revolución socialista, hay un alto grado de conciencia en las masas de lo que no se quiere, pero además se comienza a sentir que una importante franja de nuestra sociedad está en búsqueda de cambio, es decir ya no se contenta con la lucha, la movilización contra las injusticias de todo tipo, se quiere encontrar las causas del mal y se predispone a encontrar nuevos caminos. Este aspecto es subjetivo y es a ello que los revolucionarios tenemos que responder, entender y no subestimar.
Las condiciones objetivas de revolución van madurando, es decir un componente que es el sistema capitalista está en plena descomposición y en una crisis política estructural agudizada desde el 2007, otro aspecto objetivo es que el sistema capitalista, en esta etapa, ha necesitado de una clase obrera más preparada en la ciencia y en la técnica, tiene un grado de disciplina, organización y metodologías acorde con las necesidades de una nueva sociedad que se base en la propiedad de todo el pueblo de los medios de producción.
De lo que se trata “señores reformistas”, palabra que suaviza la esencia contrarrevolucionaria de la concepción, no es lograr el gobierno para “avanzar” al poder como ustedes pregonan, es más, esa idea está muy ligada al engaño, es decir cuando se abre una época histórica de auge de los pueblos del mundo, que como el nuestro no ceja de luchar y conquistar, la aparición de “gobiernos progresistas” es un intento de frenar la revolución.
Un gobierno que responde al Estado de los monopolios es un gobierno del poder de los monopolios.
Es un gobierno que como el de nuestro país defiende a ultranza el sistema capitalista.
Al reformismo descrito, hoy mal llamado “progresismo”, hay que combatirlo ante cada pequeña o gran acción. Cada conquista lograda, se debe absolutamente a la lucha del pueblo que se las arranca al poder.
Desde esta idea fundamental se hace necesario por un lado fortalecer todos los planos objetivos de la revolución, fundamentalmente las organizaciones revolucionarias, es un plano aún muy embrionario frente a todo lo que se viene de la lucha de clases.
Por otro lado un avance en lo subjetivo, es decir ¡ganas de cambio! ¡Encontrar nuevos rumbos! Es a ello que también los revolucionarios no podemos subestimar. Hay que ir con un lenguaje claro y llano de la lucha por el poder y la revolución, combatir a muerte la idea de encontrar el mejor momento para plantear las políticas revolucionarias y los objetivos planteados. Es en ese camino de plena movilización en donde los revolucionarios tenemos que ser enérgicos con la propagandización de las ideas tácticas, ser fundamentalmente “desfachatados”.
La conciencia crece con la lucha, la organización y las metodologías revolucionarias, ésa es la escuela de las más amplias masas para la revolución. El saber hacia dónde vamos en cada acción por más pequeña que ella sea es trabajar en la conciencia y en la educación revolucionaria de las masas. En este camino de búsquedas e interrogantes, es decir un peldaño superior en la lucha de clases los objetivos de revolución socialista se tienen que masificar, es eso lo que desatará el potencial, el manantial liberador. Ese despertar subjetivo acompañado de una maduración de las condiciones objetivas nos permite pensar en los cambios cualitativos de la lucha por el poder.