La clase dominante no descansa para imponer su agenda política.
Lo hace en lo cotidiano, en el mediano plazo y en el largo plazo en el sostenimiento del sistema capitalista. En este menester están embretadas todas las instituciones del Estado, dentro de esos límites las disputas cada vez son más ríspidas y todo el “arco iris” de propuestas y de todo color enfrentan la agenda que impone la lucha de clases. Pero…“de ello no se habla”.
Este es el terreno en disputa, o la “agenda” de las minorías o la “agenda” de las mayorías.
Hablar de lo que ellos quieren que el pueblo hable significa sin más ni más ir detrás de lo que esas expresiones de dominación reclaman.
Un tema predilecto son las elecciones y llenan las 24 horas de propaganda con intrigas, denuncias, enroques de gabinete, mesas redondas de “hablemos sin saber”, un sainete medieval. Entonces su agenda es: dentro del sistema de dominación todo se permite, hasta el crimen, si es necesario como usualmente se aplica contra el pueblo, todo es posible y pasible de crítica y “exabrupto”,…pero ojo el sistema no está cuestionado, es más el sistema “hay que mejorarlo y se lo puede mejorar dentro de las instituciones y respetándolas”. “otra cosa no se puede hacer”
La agenda de las mayorías es otra muy diferente.
¡40% de aumento salarial!, a sabiendas que de 17 millones de asalariados solo 7 millones están blanqueados. La gran mayoría de la población trabajadora recibe sueldos de hambre y son terriblemente explotadas y oprimidas en sus condiciones de trabajo. Este es el centro neurálgico con el que hay que batallar. Una necesidad de las mayorías, una debilidad de las minorías.
Ese 40% de aumento, deja ya de ser solamente una consigna económica para transformarse en una consigna política.
La clase dominante se encierra en su necesidad electoral, alejada de la población, en la “soledad del poder” la consigna del 40% en este momento de la lucha de clases permitirá unificar en un solo a grito grandes masas populares en permanente crítica al sistema a la vez que facilitará agilizar una mayor centralización y unificación política de vastos sectores de la sociedad. Es una punta de lanza inmediata para imponer de hecho nuestras aspiraciones inmediatas de pueblo.
Por estos días la lucha salarial se está extendiendo. Es en ese terreno, el que dominamos, es por donde deberemos persistir en seguir desarrollando las organizaciones y metodologías revolucionarias. En importantes luchas ya abiertas y en otras que se están gestando, las asambleas se presentan como autoridad máxima. En ellas las maniobras de las empresas-sindicatos- represión hacen agua. Los nuevos protagonistas de estos embates adquieren experiencia a la hora de golpear.
Es en estas acciones en donde de hecho se comienza a cuestionar el sistema de dominación, al Estado y sus instituciones, se experimenta que las propias fuerzas del pueblo, las mayorías pueden tener poder en sus manos con la plena movilización de fuerzas.
Es un momento de la historia que hay que caminarlo arrancándole ese 40% imperioso para poder seguir viviendo pero sin perder de vista la preparación constante de permanentes y nuevas fuerzas que permitan ejercer en lo concreto la agenda y la disputa contra el Estado y las instituciones en vistas de elevar la mira en la disputa por el poder. Es en ésta consigna que nos seguiremos encontrando, uniendo fuerzas hacia objetivos puntuales, iremos transitando el camino de la confianza, de la verdadera democracia “nacida desde el pie”. No necesitamos el “padrinazgo” de las instituciones del Estado capitalista, la experiencia muestra que pasan las décadas y cada vez hay menos respuestas para un pueblo digno y trabajador, pero de lo que se trata y hay que demostrarlo que impondremos la lucha generalizada por el 40% y con ello una mayor fortaleza a próximas conquistas económicas y políticas.