Capitanich: Fue por miel y volvió con hiel

Después de sus andanzas políticas en Buenos Aires como Jefe de Gabinete de CFK, Coki Capitanich, si bien la presidenta lo necesitaba, él fue con sus propias expectativas y metas. Tenía todo para ganar si las cosas le salían como lo había planeado en su “brillante” cerebro. Se sabe un hombre mimado por los poderosos de la burguesía y sin duda un político de los monopolios y la oligarquía financiera, con una pose de extracción peronista y progresista. El nivel de exposición en la Capital, el manejo de recursos extraordinarios, la cercanía a todas las grandes oficinas del poder, le ofrecían un panorama muy auspicioso. Lo que había calculado daba como resultado inexorable su triunfo, una movida condenada al éxito. Esta oportunidad era el trampolín o la vidriera para saltar a la disputa por la sucesión presidencial.

Cuando dejaba el gobierno provincial en noviembre de 2013, sorprendía a miles de sus votantes a los que había vuelto a engañar una vez más. Les había ofrecido alcanzar “el cielo con las manos” o “la tierra prometida”. De repente el mensaje fue: gracias por votarnos y pito catalán. Hasta la vista, baby.

…Pero el diablo metió la cola

La debacle del sistema capitalista sigue su curso. Cada vez más se profundiza la crisis política y económica del capitalismo monopolista de Estado a escala mundial. En la Argentina aparece un auge de masas que acelera las contradicciones del sistema y pone a “punto caramelo” la lucha de clases. La clase obrera industrial empieza a tallar junto a los estatales, movimientos sociales, defensores del ecosistema y el pueblo en su conjunto. Salimos a confrontar con decisión las políticas de los monopolios y su gobierno. Como respuesta a la disputa por abajo, las peleas por arriba se profundizan y el poder se resquebraja. Están buscando recomponer su dominio, pero el camino se les hace cuesta arriba.

En este escenario convulsionado el locuaz gobernador chaqueño salió a cumplir con su tarea siempre antes de las 8 de la mañana. Parecía dar clases de «ciencias» políticas, de economía, de comunicación social o de lo que se propusiera. Capacidad intelectual no le falta. Pero la realidad es tan contundente que su ejercicio del cargo lo convirtió en zanatero, versero, vendehumo. Era el funcionario más expuesto de la presidencia, presentado como un cuadro muy formado y leal. Terminó defendiendo lo indefendible y haciendo agua por todos lados. Comenzó pensando en ser presidente de la nación, y se vuelve para pelear por la intendencia de Resistencia.

¿Y el Chaco?

En tanto, en nuestra provincia, el vice a cargo de la gobernación hacía de las suyas. De todo un poco y para todos los gustos, pero siempre con el mismo objetivo que Coki: negocios y más negocios. En poco tiempo se rodeó de hombres y mujeres de su confianza y con el verso de la administración austera empezó a amarrocar divisas a diestra y siniestra. Aunque le generó un notable costo político, se dedicó a perseguir, reprimir y desoir la protesta de toda la clase trabajadora chaqueña. La meta era servir fielmente a los monopolios y los recursos que quedaban restárselos a otros destinos a fin de facilitar el posicionamiento de los candidatos de su partido y hacer campaña para las próximas elecciones, total el dinero no sale de sus bolsillos. Para esto se apoyó en un séquito de alcahuetes, represores (policías y gendarmes que por un pequeño plus en su sueldo salen a meter palos, gases y balas), y gestores de los recursos del pueblo, destinados a los intereses de los sectores más concentrados del poder.

Su labor fue bendecida siempre por la presidenta y su funcionario estrella Capitanich. En definitiva, fue más de lo mismo. A su paso, en 14 meses de gobernación, dejó una impronta de mano dura, de ninguneo a los trabajadores cuando planteamos nuestras reivindicaciones. Pero por otra parte se dedicó a adular a los directivos de las multinacionales que operan en la provincia. Incentivó el robo de tierras, con los agronegocios viento en popa, facilitó la mayor explotación laboral en los ocho parques industriales, fortaleció la timba financiera (basta ver el desmanejo de los fondos de Lotería Chaqueña, ATP, InSSSeP, etc.) y profundizó la persecución y expropiación a los pueblos originarios. Al mismo tiempo el narcotráfico sigue consolidando sus tentáculos y la contaminación del ambiente sigue su curso sin pausa.

El panorama para los trabajadores y el pueblo del Chaco sigue oscureciéndose. Las empresas del estado de agua y luz están convertidas en verdaderas cajas de corrupción, de prebendas y clientelismo político. El instituto de previsión social cada vez está más vaciado, con una obra social colapsada. El instituto de Viviendas es usado para financiar las campañas electorales y como punta de lanza para condicionar y dividir a los movimientos barriales y sociales. La educación y la salud pública siguen sufriendo ataques, con el resultado de perder calidad en la atención de los derechos fundamentales del pueblo. Los salarios estatales (que hacen de orientadores para el sector privado), fueron reducidos en su poder adquisitivo, siempre atacados por la implacable inflación. En resumen: plata para los negocios y ajuste para el pueblo.

Ahora, la vuelta

El viernes 27 de febrero Capitanich volvió y a los empujones se sentó en el sillón de Obligado. Bacileff Ivanoff se lo cedió a regañadientes. El gobernador titular volvió de Buenos Aires más desgastado y golpeado que sandía en un camión. Presto a levantar puntaje, lanza órdenes e instrucciones para intentar recuperar tiempo y espacio. Sabe que es imposible. Se mete en una pelea electoral con una oposición que no representa más que un disfraz diferente pero en esencia es la misma porquería. Nada dice ni hace para resolver las necesidades del pueblo chaqueño.

El paso de Coki por la Capital Federal dejó mucha tela para cortar, pero lo más notorio fue que los chaqueños y todos los argentinos lo vimos claramente tal cual es. Un político, economista y militante, un cuadro de la oligarquía financiera, un enemigo de la clase obrera y el pueblo.

Es hora de enfrentarlo y frenarlo. En las calles, plazas, barrios, rutas, territorios de las comunidades aborígenes, universidades, fábricas, oficinas de la administración pública, escuelas y centros de salud, en nuestro terreno, allí donde somos fuertes. Nuestro lugar está con todos los compañeros de clase, construyendo unidad, lucha, movilización. Está naciendo un nuevo poder desde abajo para alcanzar una vida digna, es la revolución que está en marcha.

 

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