Dificultades en el camino de la revolución

Hay un gran camino recorrido por nuestra clase obrera y el pueblo y es que ninguna Institución del Estado es creíble. Hasta allí hay un denominador común y eso es lo que crea una permanente crisis política a la burguesía. Es la base por la cual el poder no pude navegar con la libertad necesaria e ir con más empuje por sus intereses. Las dos formas de gobierno Dictadura- Democracia ejercidas por la oligarquía financiera para afianzar su dominación sobre las mayorías están cuestionadas por las mayorías.

El gran problema de la Revolución es que esa misma gran mayoría del pueblo a pesar de la gran disposición de lucha  para lograr sus conquistas económicas y políticas no tiene un claro norte en donde acumular hacia un proyecto de un nuevo poder.

En la medida que vayamos resolviendo este gran problema se podrá cuestionar a la dominación de la burguesía en pos de de la dominación de las mayoría sobre la cada vez menos minorías que concentran un alto poder de fuego.

Para continuar batallando en esta dirección hay tres frentes de batallas abiertos en donde concentrar las fuerzas.

  • Lucha política
  • Lucha ideológica
  • Organización

Lucha política: Todas las expresiones políticas de la burguesía y de todo el acto electoral tienen como único fin ser los mejores administradores del Estado en la época histórica en donde los monopolios se han apoderado de todas las Instituciones. Para el poder hacer política es ir a las urnas  cada 4 años y ser erigido  como presidente y garante de los monopolios.

En este terreno tenemos como pueblo dar las batallas políticas en nuestros terrenos, es decir: ellos nos ponen una agenda que conlleva “Nisman, patrañas electorales de todo tipo, crímenes, asesinatos, etc.” y nosotros pueblo los tenemos que aferrar al terreno nuestro y poner en cada momento la consigna política capaz de movilizar y organizar para la conquista. En la hora actual, lograr unificar un 40% de aumento salarial implicará poner en caja el proyecto del gobierno y de toda la oposición del sistema de hacer recaer el peso de la crisis a los asalariados bajando el salario. Esta consigna es política, le apunta al corazón del sistema y crea un estado ya no solo deliberativo sino de disputa nacional en el terreno de la lucha concreta.

En lo ideológico hay que disputarles la idea de que la única salida es capitalismo y más capitalismo, se ponga una u otra máscara. “Populismo”, “neoliberalismo”, “existencia de burguesías nacionales”, “de proyectos propios” etc. son la artillería fuerte de la oligarquía financiera. Tenemos que concentrar grandes esfuerzos para combatir que la única salida es más capitalismo, llámese el  “capitalismo bueno” o “capitalismo malo”. Se trata en todo caso de ir introduciendo lo que por décadas el poder  trató de aplastar, que es la idea de una salida revolucionaria y socialista y de avanzar a un Estado  de todo el pueblo a partir de lo que nuestro propio pueblo está haciendo como experiencia,  tanto en su relación directa con la producción como en su lucha organizada fundamentalmente autoconvocada.

Siendo esa la base de un nuevo Estado revolucionario de lo que se trata es profundizar la lucha de ideas entre el pueblo, relacionando la conquista local con lo que se está advirtiendo ya de una conquista nacional por fuera de la institucionalidad burguesa.

En lo organizativo  es decir la expresión concreta y material de los dos primeros puntos, tenemos que avanzar en una mayor centralización orgánica de las fuerzas ya acumuladas para la revolución. Es mucho lo que hay, pero todo está disperso. A diario se crean nuevas organizaciones para la lucha,  aparecen nuevos contingentes de diferentes sectores sociales con la ambición de cambiar el rumbo de las cosas que impone el poder, pero a la hora del enfrentamiento lo que manda por ahora es el aislamiento.  En los parques industriales, en las fábricas, en los barrios, en los trabajos en donde se concentran trabajadores, en los colegios y universidades  existen fuerzas para la lucha, pero ello no es suficiente en la hora actual, desatada o no esa lucha estos contingentes tienen que “salir de sus cuevas”  y comprobar con sus propias experiencias que “a la vuelta de la esquina” hay otros contingentes para sentarse en una misma mesa y avanzar en la organización de la lucha creando fuerzas capaces de sostener un poder paralelo a las Instituciones que están repodridas del poder.

La unidad basada en la Institución Asamblea en donde el poder es del pueblo, hay que ejercerla en esos rincones y fuera de ellos. Esa es la fuerza material y organizada para la revolución y es en ellas en donde los debates de una nueva SOCIEDAD cobran materialidad y fuerza.

El poder burgués le teme a ésta fuerza que aunque aún extremadamente dispersa sigue poniendo en caja a las minorías que nos gobiernan. Cuando las asambleas cobrar vigor y organización desde la base la disputa es cuerpo a cuerpo. Ese plano local en lo organizativo hay que elevarlo y asestar golpes con puños cerrados nacionalmente.

Imaginemos entonces conquistar el 40% de aumento salarial en los marcos de este desarrollo político-ideológico-orgánico que implicará de hecho una nueva calidad en el camino de la acumulación de fuerzas para la revolución.

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