El paro de ayer tuvo todos los condimentos de la politiquería berreta de los de arriba.
El gobierno sosteniendo la insostenible “teoría” de que el impuesto al salario es “solidario” (ver en esta misma página https://prtarg.com.ar/2014/10/29/en-que-se-utiliza-lo-recaudado-con-el-impuesto-a-las-ganancias); sindicalistas denunciando que no los dejaban trabajar; Moyano y compañía colgándose en una medida decidida hace más de un mes, una semana antes que la misma se efectivice; los gremios oficialistas dejando en libertad de acción a sus seccionales; y todo el aparato de los medios burgueses “opositores” dándole aire a políticos de toda laya para expresar su adhesión a la medida, los mismos medios y los mismos políticos que ante huelgas y medidas de fuerza que se han dado en diferentes sectores de trabajadores y del pueblo se desgañitan hablando en contra de esas medidas.
En resumen, un aquelarre de fantochadas que no es más que la expresión de que por arriba está todo revuelto porque la lucha de clases por abajo no les da tregua.
Así lo expresamos en nuestra nota del domingo pasado (https://prtarg.com.ar/2015/03/29/el-paro-del-martes-tiene-un-mar-de-fondo-mas-claro-que-el-agua) y la contundencia del paro de ayer lo ha confirmado en todas sus líneas. Como allí decíamos, en muchos lugares de trabajo las asambleas de trabajadores votaron por el paro más allá del encuadre de sus gremios nacionales; en otros, aun cuando las conducciones no adherían a la medida, la decisión de la mayoría era no trabajar; en Puerto Madryn, los trabajadores de Aluar, además de parar masivamente, se movilizaron por las calles de esa ciudad. Las grandes mayorías obreras han confirmado un estado de ánimo y combatividad que el paro de ayer, lejos de descomprimir, ha potenciado.
El reclamo por la derogación del impuesto al salario y por un aumento salarial que ya tiene un piso de 40% empujado desde abajo, dibuja nubarrones de tormenta en el horizonte de toda la burguesía; las experiencias que se vienen consolidando en el seno del proletariado argentino tienen a las asambleas y al ejercicio de la democracia directa como una metodología de acción y organización que se va consolidando como ámbitos permanentes de debate y decisión de las masas trabajadoras.
Este camino, esta experiencia que viene consolidando un nuevo escalón de la organización obrera, es el nuevo marco en el que la lucha de clases se está desarrollando. No es lo que se ve, no es lo que sale en la prensa burguesa, no es lo que los políticos y sindicalistas expresan en sus declaraciones, pero es lo que se hace sentir y lo que condiciona y determina el curso de los acontecimientos, provocando que toda medida o iniciativa que intente ser una “válvula de escape” (como históricamente hizo el gremialismo pro patronal) termine siendo un búmeran envenenado que les vuelve a sus manos.
Instituir la Asamblea como órgano de decisión y ejercicio de la democracia directa, generalizar esa conducta como camino consciente para la construcción de una salida política encabezada por el proletariado industrial para todo el pueblo, debe ser el tránsito a profundizar en la etapa que se abre de aquí en adelante.