La semana pasada y ayer, se conocieron las decisiones que tomaron Nissan-Renault y Honda, respectivamente, de fabricar modelos de sus marcas en el país. Al mismo tiempo, están en marcha planes de Toyota para fabricar un nuevo modelo de su camioneta Hilux; General Motors (GM) con su proyecto Fénix, por el que está planeando la fabricación de un modelo global en su planta de Rosario; Mercedes Benz que ya decidió la fabricación en Argentina de una van mediana denominada Vito; y Ford con anuncios de innovaciones en sus modelos Focus y Ranger.
Las inversiones de estas seis terminales nombradas rondan los 2.500 millones de dólares. La Presidenta Kirchner declaró ayer en la planta de Honda: “Para aumentar la inversión hay que reducir un poco las ganancias”. Esto significaría que las inversiones anunciadas por Honda y las demás empresas se realizan porque han “sacrificado” parte de sus ganancias. Nada más alejado de la realidad y del funcionamiento de la economía capitalista.
El capitalista tiene el capital, que es lo que invierte. El capital es, ni más ni menos, que el trabajo acumulado que el capitalista se ha apropiado. Ese capital está compuesto por las máquinas, las materias primas y, fundamentalmente, la fuerza de trabajo que el capitalista le compra al obrero para poner en marcha la producción. De la compra de esa fuerza de trabajo el capitalista saca la ganancia principal que es, ni más ni menos, la plusvalía de la que se apropia.
Un trabajador vende su fuerza de trabajo a un precio determinado. Ese precio el burgués lo paga con un porcentaje mínimo de las horas trabajadas por el obrero; el resto de las horas de trabajo de ese obrero, que siguen creando valor, se las apropia y esa es la fuente de la ganancia capitalista.
De allí que la afirmación de la Presidenta no solamente es inexacta, sino una falsedad que la burguesía se encarga en todo momento de propagar.
El capitalista invierte “de su bolsillo”, “da trabajo”, “arriesga su capital”, etc. ¡Todas mentiras!
El capitalista invierte capital con el único fin de acrecentar dicho capital, sabiendo de antemano que el trabajo que “otorgue” será la principal fuente de valor para ese fin.
Por lo tanto, ningún capitalista invierte o reinvierte porque achica sus ganancias sino porque ese capital ya es parte de lo apropiado, es trabajo acumulado que vuelve a la producción para generar más plusvalía y, por ende, más capital para el capitalista.
Este es el funcionamiento de la economía capitalista y la burguesía lo sabe y por eso falsea permanentemente esta realidad.
Los trabajadores que fabriquen los autos de Honda, Nissan o cualquier otra empresa, son la fuente de riqueza para que esas empresas sigan “invirtiendo su capital”. Y por supuesto, obteniendo ganancias millonarias a costa del trabajo ajeno.