La semana pasada, luego de haber viajado en la comitiva gubernamental que se trasladó a Rusia, el agente de inteligencia del Batallón 601 durante la última dictadura militar, Gerardo Martínez, oficiando como vocero de la Presidenta del autodenominado Gobierno «Nacional y Popular», anticipó que el impuesto al salario sería modificado.
Ayer, el adelanto informativo dado por el mencionado activista de los grupos de tarea y actual Secretario General de la UOCRA, fue confirmado por el Ministro de Economía Kicillof, quien luego de haber expuesto un mensaje que ni él entendió, aseguró que las modificaciones al impuesto a las «ganancias» (impuesto al salario), beneficiaría en un 3% a 6% los salarios de los trabajadores afectados por dicha carga fiscal.
Por su parte, el secretario general de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) , Antonio Caló, confirmó el paro previsto de 36 horas que comenzará el miércoles al mediodía y agregó que si no lo confirmaba , «los trabajadores lo iban a colgar del obelisco». Y trascartón, en una muestra de genuflexión y servilismo, agregó que si se dicta conciliación obligatoria, iban a levantar la medida, sin reparar que ello va a echar más leña al fuego.
Hoy también, el Jefe de Gabinete de ministros, Aníbal Fernández, intentó amenazar a los trabajadores diciendo que un aumento superior a las pautas del 20% a 25% pretendidas por el Gobierno, «va a afectar los bolsillos de todos». Le faltó aclarar: ¡de todos los burgueses!, porque aumento de salarios significa directa disminución de ganancias para la burguesía.
Desde la cínica presidenta que cobija torturadores y represores y cotidianamente intenta engañar a los trabajadores y al pueblo, hasta el más burdo de sus funcionarios, omiten el hecho de que hablar de producción en un país, es hablar, en primer lugar, de producción del ser humano.
Cuando los trabajadores ejercemos nuestro trabajo todos los días y generamos todos los bienes que existen en nuestro país y los que se exportan al exterior, nos estamos produciendo también como seres humano sociales. Y esto queda en evidencia, cuando las movilizaciones, los paros, las luchas cotidianas, las asambleas en donde se deciden los pasos a dar y la organización independiente autoconvocada, crecen y se generalizan en todo el país, porque en todos esos acontecimientos se puede apreciar el entusiasmo, la alegría y la unidad en el abrazo solidario al semejante que lucha a nuestro lado y la potenciación humana que ello nos produce.
Porque nuestra lucha por mejores salarios no se agota en que queremos más dinero para comprar más mercancías de las que nos ofrecen en los comercios. Nuestra lucha por mejores salarios es para mejorar nuestra calidad de vida, nuestra calidad humana y ése es el germen revolucionario que anida en forma consciente o no en cada corazón y mente de las mayorías laboriosas y populares.
Por eso, la lucha por mejores salarios y la eliminación del impuesto a las ganancias, así como la lucha por los derechos políticos de los trabajadores (ver nota del día 02-05-2015 en esta misma página), es la punta del ovillo de una lucha revolucionaria que abarca todos esos planos que conduce a una lucha por la conquista de una vida digna para los trabajadores y el pueblo.
Todos estos funcionarios y cacatúas gritonas de las instituciones del poder burgués, se sienten acorralados y no saben cómo actuar en esta situación en donde el pueblo se agita y avanza encerrándolos en un laberinto sin salida en el que el año del circo electoral se les diluye en medio de la tormenta de la lucha de las clases populares. Es tal la crisis política que tienen que cuando creen haber encontrado una puerta de escape para descomprimir, resulta que se meten en un encierro más hermético.
Por eso es el momento de profundizar la embestida de reclamos, paros, luchas y movilización para abrir grande las puertas de nuestra dignidad a la vez que cerramos aún más las posibilidades de escape de los servidores y de los dueños de los monopolios.
La conquista del piso del 40% de aumento de salarios, la eliminación del impuesto al salario y la lucha por nuestros derechos políticos constituyen escalones a subir en nuestro ascenso hacia la conquista de una vida digna. Ello sintetiza la unidad de las mayorías laboriosas como paso necesario en el camino de la revolución que reafirme nuestra dignidad como pueblo que aspira a realizar las mejores virtudes humanas.