Cuando YPF pasó a la órbita del Estado, el gobierno y sus voceros políticos armaron todo el circo mediático con el objetivo de hacer creer que ello iba a reportar beneficios para el pueblo.
El mismo proceso de expropiación significó deudas que el Estado (o sea el pueblo) deberá pagar. En su momento, los gobernantes afirmaron que esa deuda sería pagada con la propia producción de la empresa que, a pesar de esa carga, daría ganancias que serían volcadas a favor del pueblo.
La estatización de la petrolera, entonces se agitaba como la gran decisión política soberana que venía a restablecer parte del patrimonio nacional que el «neoliberalismo» había entregado al capital extranjero.
Veamos ahora la realidad que la propia empresa estatal reconoce cuando informa que «Se registraron mayores resultados financieros negativos producto de un mayor devengamiento de intereses correspondiente a la mayor deuda financiera», lo cual está siendo solventado con sus utilidades. Quiere decir que no sólo parte de las utilidades están destinadas al pago de esos intereses, sino que tampoco se paga la deuda del proceso expropiatorio.
Reconocen también que la deuda financiera neta aumentó un 15% y se ubicó en los $ 45.700 millones sobre el final del primer trimestre de este año. La que es en dólares, en tanto, subió el 4% y ya es de us$ 6.500 millones. Pero todo esto sin incluir las últimas dos grandes emisiones realizadas por YPF: los u$s 1.500 millones captados fuera del país a 10 años de plazo, que fortalecieron el stock de reservas del Banco Central, y los $ 935 millones colocados a cinco años (a tasa variable) en el mercado local.
Los beneficiarios tenedores de esos bonos, agregamos nosotros, son obviamente, sectores de la oligarquía financiera que a sus vencimientos cobrarán capitales más los intereses usurarios con los que fueron emitidos. Qué lejos ha quedado el discurso mentiroso de la presidenta cuando hablaba del desendeudamiento para justificar los pagos puntuales y supermillonarios de la deuda.
Mientras tanto, la deuda de YPF seguirá creciendo, ya que sus utilidades irán mermando en la misma medida en que los intereses vayan creciendo imposibilitando aún más el pago de la parte del capital de la deuda.
Hoy se conoció además, que la primera petrolera que hizo efectivo el aumento aprobado por el gobierno para el precio de los combustibles fue la propia YPF. También se supo hoy que sus funcionarios se aumentaron los honorarios y asignaciones a más de $ 400.000,00 por mes en la misma fecha en que la presidenta le reclamaba a Caló (secretario general de la UOM) por la demanda de aumento que las bases metalúrgicas están fogoneando en un porcentaje que supera largamente el techo del 25% que pretende el gobierno.
Conclusión: YPF se nacionalizó para lo que está haciendo actualmente, entre otras cosas: 1- servir de financiera para los negocios del capital transnacional, 2- oficiar de piso base para los aumentos periódicos de los combustibles (que todos los años superan el 30%, y 3- transitar el proceso de su propia autoeliminación en el mercado de la venta de combustibles para dejar libre parte del mismo que será ocupado por los demás, cuando la empresa estatal entre en quiebra irremediable y sea nuevamente rematada a precio vil al mejor postor. En síntesis, negocio redondo para la oligarquía financiera y deuda para el pueblo, esas son las realidades amargas en las que se convierten las mieles prometidas del capitalismo.