Es tan poco aconsejable analizar el pasado sin su resultante que es el presente y por lo tanto futuro al mismo tiempo, como analizar el futuro sin la resultante de un presente cambiante, en movimiento permanente.
Este concepto nos arma para analizar el pasado y el futuro, nos anima para poder recorrer caminos sobre bases firmes, diríamos a saber de un artista, trazar los grandes rasgos en una pintura.
La clase dominante y en este caso metiéndonos en lo electoral presenta entre otros a tres candidatos que nos hablan del futuro y de todo lo que van hacer, bastardean el concepto de futuro, “lo ensucian”, huyen para el futuro para no hablar del presente cambiante, frenado por la historia de una burguesía maltrecha, abominable que los presenta a estos personajes que hoy gobiernan y caricaturísticamente nos dicen lo que van hacer cuando tuvieron años y años para hacerlo y no lo hicieron.
Scioli, Macri, Masa, De la Sota. El resto no cuenta, son patas parasitarias del sistema parlamentarista, son el aplausómetro de las figuras “estelares”.
Cuando las fuerzas productivas están frenadas, es decir cuando los dueños de los medios de producción están cada vez más concentrados y más concentrados están los capitales y cada vez más la competencia por la ganancia castiga el bolsillo de las mayorías y su mismo futuro, en realidad lo que se frena es toda la historia de la sociedad y muy particularmente la clase dominante aparece como con un rostro cadavérico.
Esto es lo que se dice vulgarmente “es lo que hay”. Ésta es la miseria política que aparece y que pide a gritos el nacimiento de lo nuevo que no es más ni menos que el nacimiento de nuevas relaciones de producción, o sea nuevos dueños de los medios de producción que pongan en condiciones a la sociedad humana para desplegar lo que subyace que es una socialización de la producción que trasciende fronteras.
En definitiva el sistema capitalista es como una prenda de vestir que queda chica para un cuerpo con necesidades de crecer. Entonces: ¿Qué podemos esperar de estas elecciones y de estos candidatos de la “nada”.
¿Se trata entonces de ser parte de ese aplausómetro vetusto, perimido de candidatos que lo tienen todo y no han hecho más que prometer futuro?
Los revolucionarios hablamos de un futuro distinto, de un futuro diseñado solo en grandes pinceladas pero certeras que marcan un ritmo liberador del hombre, estamos hablando que para que ese futuro se haga camino hoy hay que recorrer pasos que se encuentran ya entre nosotros y son resultante de un pasado de luchas, estamos hablando que de lo que se trata es descubrir la importancia de la masividad que ha adquirido en nuestro pueblo el concepto integral y revolucionario de la autoconvocatoria.
Elegimos el camino de la práctica de las mayorías para conquistar todo tipo de reivindicaciones, pero se trata de lograr el poder que verdaderamente tienen y que la burguesía trata por todos los medios de ocultar.
El futuro que planteamos es de revolución y de lucha por el poder y en este presente cambiante que al mismo tiempo es pasado y futuro planteamos que se abre una gran posibilidad histórica de elevar un peldaño la idea revolucionaria si ponemos blanco sobre negro la propuesta de la clase dominante llamando a elecciones y la propuesta de los revolucionarios de oponer en el plano político la Institución Asamblea como órgano de decisión en las luchas de nuestro pueblo por su liberación con una práctica de Democracia Directa tal cual como se está expresando en miles de conflictos que superan todas las maniobras del poder burgués.