En los últimos años, al tiempo que la clase obrera retoma la iniciativa en el terreno de la lucha salarial y en la construcción de sus herramientas políticas y organizativas independientes de las estructuras del Estado, la burguesía ha emprendido una ofensiva en el terreno ideológico para desprestigiar a la clase obrera y todos los trabajadores a fin de erosionar su prestigio político histórico y así aislarla de todo el pueblo.
Es así que, montados en los “errores” de trabajadores puntuales que enajenados por el sistema capitalista decadente y corrupto que pretende despojarnos de toda humanidad para que nos asemejemos a ellos, y así convertirnos en un mero y barato engranaje de su máquina de producir ganancia, emprenden una campaña de difamación.
En sus medios de comunicación, los “chirolitas” del poder, desde una falsa “moral”, se ensañan contra “suicidas” chóferes de colectivos y conductores de trenes, “irresponsables” pilotos de aviones y personal de abordo, etc. Y señalan con el dedo y se despachan, sin el más mínimo pudor, contra trabajadores por sus “irresponsabilidad” cuando en realidad es la burguesía quien presiona permanentemente exigiendo la violación de las más elementales normas de seguridad.
De arranque nos obligan a viajar como ganado a como sea, colgados de los trenes atados con alambre, trasladándonos en camiones como ganado, para “cumplir” con el mandato de llegar a horario a nuestros trabajos y no perder los miserables $ pesos del premio por presentismo.
Las enseñanzas de los bonitos cursos de seguridad industrial, a la hora de la producción son dejadas de lado y nos “invitan” compulsivamente o en función del “equipo” a dejarlas de lado para alcanzar los perversos “objetivos de producción”.
Seguridad muchas veces utilizadas por las gerencias sindicales para extorsionar a las empresas, con algunas honrosas excepciones que confirman la regla, y luego ser “transadas” por un “aporte” para el sindicato y alguna categoría para los trabajadores para que todo siga igual, pero “legal”.
Esta misma conducta se traslada a todos los ámbitos de la producción y servicios generando, según datos del mismo Ministerio de Trabajo, que en el periodo del 2006 y que se repite en el 2007 se produjeron 680.871 accidentes laborales; y el total de fallecidos por la misma causa, asciende a la escalofriante cifra de 1.020 trabajadores, es decir, 3 trabajadores por día.
Entonces, ¿desde dónde nos señalan…? ¿De qué moral nos hablan…? Cuando son ellos, desde su sistema de explotación, los responsables de miles de muertos y lisiados en el ámbito laboral.
Desde su “sentido común”, donde la razonabilidad y lo racional termina cuando se habla de sus ganancias, pretenden instalar que la clase que lo produce todo y deja su vida para el bien común es la responsable de toda catástrofe producida por ellos.
Pero la patraña empieza a derrumbarse en el momento en que los trabajadores empiezan a ponerse en el cuero del otro, a mirarse en el mismo espejo del otro y, desde su insipiente identificación como clase, le empiezan a salir al cruce a estas aberraciones capitalistas.