Conflicto de los trabajadores del transporte

Después de varios días de iniciado el conflicto de la línea 60, como perro que persigue su propia cola, empresa, gobierno y sindicato tratan de encontrar un “final feliz” a esta trama que para ellos ya es de terror. Los trabajadores de esta empresa se han trenzado en un duro combate  contra el monopolio DOTA, regente de esta línea de transporte.

El conflicto que se inició por la reincorporación de 53 compañeros despedidos tiene un trasfondo que delimitó el accionar empresarial,  ya que se produce en medio de las discusiones paritarias. La Unión Tranviaria Automotor, la UTA de Fernández como agente conciliador,  juega su papel habitual de complacer los requerimientos empresariales, ya que con cada negociación salarial se dirime el aumento de subvenciones a las ganancias empresarias del consorcio Nudo, conformado por Dota y Nuevos Rumbos que detentan el monopolio de más de 15 líneas de transporte público.

El Grupo NUDO está a la cabeza de la central empresaria que centraliza el negocio del transporte público, confrontando con otros  intereses que pujan por la concentración del capital en sus manos. El Cronista Comercial publica: “Una persona ya debe trabajar entre 173 y 225 días para cumplir con todas sus obligaciones fiscales. La carga impositiva aumentó casi 50% en la última década.” Si usted se pregunta a dónde va a parar la plata de los impuestos sepa que el 60% de las ganancias de las empresas de transporte es “participación estatal”, es decir, que esa masa es la que buscan concentrar más y más los monopolios.

Pero lo que está en juego no sólo son los subsidios sino los aumentos salariales aún no cerrados por la UTA, que a modo de prenda de negociación a favor del monopolio del transporte, dilata indefinidamente.

El aumento salarial del 40% que plantean los trabajadores está en el centro de la disputa. Y la lucha de los choferes de la 60 y demás líneas de transporte, han puesto sobre el tapete las agudas tensiones por la ganancia subsidiada que se dirimen en la superestructura.

Si el grupo Nudo prosigue con su lockout corre el riesgo de no recibir el subsidio. Si no se acuerda el subsidio, el aumento salarial queda en stand by, con lo cual la conflictividad de los trabajadores se traducirá en más paros y medidas de lucha. Si se acuerda el pago de los subsidios al grupo, implicará que de ninguna manera el aumento salarial deba ser del 27 % como propone  el grupo NUDO con Fernández como su principal vocero, sino de acuerdo con las demandas del 40% que sostienen los choferes. Tanto de una u otra forma como la santa alianza (monopolio, gobierno y sindicato) resuelvan la situación de lo único que pueden estar seguros es de la agudización del enfrentamiento. No es casual que se hable de estatización, queriendo encubrir con ello la paralización a la que se ven obligados frente a la encrucijada de la lucha generalizada.

Después de un paro formal a mediados de mayo que no condujo a ninguna definición,  la tensión comenzó a debilitar el andamiaje de esta mentira, ya que se acentuó cada vez más la bronca de todos los trabajadores de todas las empresas; esto fue  cada vez más manifiesto y la unidad también comenzó a jugar un papel definitorio.

Por los reclamos puntuales mencionados, los trabajadores de la 60 implementaron una medida que metodológicamente no era común en este ámbito: el no cobro de boleto. Aquí nos queremos detener ya que no es un hecho más. Hasta aquí por todos los medios se intentó bastardear los reclamos de los trabajadores, la campaña difamatoria se centró en deslegitimar los paros del transporte aduciendo que las medidas son en contra de los millones de trabajadores que hacen uso de este medio a diario. Si bien el paro es un legítimo derecho de todos los trabajadores, con el accionar mediático quedó desdibujado el sentido de los reclamos, las asambleas de base de los trabajadores de la 60 interpretaron este condicionamiento  y desde este escenario se decidió redoblar la puesta en el accionar implementando el no cobro de boleto. Esto puso al descubierto quién está realmente en contra de los usuarios. El escenario cambió en favor de la lucha y el reclamo, mientras los compañeros de la 60 empezaron  a contar con el apoyo,  la solidaridad y la simpatía de los pasajeros; inversamente también comenzó la furia empresarial. Esta medida, quemó todos sus manuales de procedimiento e inhibió el accionar tanto de la empresa como del ministerio de trabajo y la burocracia sindical.

Las cartas están sobre la mesa: o las disputas entre monopolios que determinaran una rebaja salarial de los de arriba en contra de los trabajadores ó la organización asamblearia y la lucha frontal que ya se lleva adelante, pero que es necesario generalizar para avanzar en nuestras conquistas. O la democracia directa y la organización independiente o las traiciones de la UTA.  Nuestros intereses de clase son los que tienen la decisión.

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