La crisis política de toda la superestructura política de la burguesía es producto de la aguda lucha de clases, de la desconfianza generalizada en las instituciones del Estado burgués, de la acción de la clase obrera y el pueblo, que con su lucha en pos de una vida digna, confronta abiertamente contra la burguesía y sus políticas.
La lucha de clases es la que impone la crisis política, las instituciones políticas burguesas están atravesadas por ella, y las elecciones como parte de todo ese andamiaje, no disimulan el condicionamiento que esta lucha les impone. De allí que en medio de la campaña electoral en la que están enfrascados todos los candidatos, se desnuda como nunca antes las “cualidades” de la burguesía y sus instituciones como mentirosos profesionales, cultivadas en años de engaños y mentiras, bajo el paraguas de la oligarquía financiera.
Según datos del INDEC (…), la provincia del Chaco atraviesa una especie de milagro: en esa provincia del noreste argentino “se eliminó totalmente el desempleo”, a lo que se suma que los niveles de pobreza e indigencia “han caído a valores muy bajos”; y que “hay pleno empleo con jornada completa: es decir, toda la población económicamente activa de esa provincia está ocupada”. Mese atrás, el mismo INDEC ya daba señales del milagro chaqueño: la pobreza había caído a solo el 8,4% de la población y la indigencia se reducía a un insignificante 1,4%. Así las cosas, parece que nadie a avisado aún a los pobladores de la provincia que viven en una aldea Suiza y no en una de las provincias más pobres de la Argentina.
Datos oficiales del año pasado señalaban que en Resistencia, sobre las personas que tienen ingresos, porque trabaja, es jubilado o pensionado o recibe alguna prestación o renta, la mitad vivía con menos de $ 3.500 por mes. Y que los ingresos del 30% de la población no llegaban a los $ 2.500 mensuales… sumado a que el 34,8% de los asalariados de esa ciudad estaban «en negro». Milagros si los hay… será la vuelta de Capitanich?
Por supuesto que otros análisis estadísticos confrontan con la información oficial: el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana señalaba que, también con datos de 2014, que en Resistencia la pobreza es del 49,6% y la indigencia del 13,4%. Por más que la burguesía y sus “estadistas” traten de barrer bajo la alfombra los datos de la inflación real, de la vida real, está claro que lo que vivimos y padecemos los que vivimos en nuestro país, es otra cosa.
Las cifras oficiales llevaron al candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Aníbal Fernández, a decir que en la Argentina había menos pobres que en Alemania. Para el INDEC, esa apreciación de Fernández es rigurosamente cierta al menos para el caso de el Chaco.
La utilización de los “números” (como si detrás de ellos no hubiese personas de carne y hueso que sufren la decadencia de este sistema), nos muestran cuál será la línea política del próximo gobierno de la burguesía (gane quien gane las elecciones): intentar intensificar la superexplotación para la obtención de mayores ganancias a favor de los monopolios. Y con ello, surge claramente también dónde va a centrarse la disputa entra las clases antagónicas, burguesía y proletariado, y con quien deberá alinearse y unirse el pueblo para conquistar una vida digna.
La lucha de la clase obrera y el pueblo rompe con las mentiras y con todo intento de disciplinamiento a la espera de un futuro gobierno prometedor de grandes cosas. Cualquier “transición sin sobresaltos” se desdibuja día tras día, a medida que la lucha de clases determina con toda crudeza la agudización del enfrentamiento y la incapacidad del poder por esquivar su acoso; y aquí todos sus aparatos hacen agua, desde el oficialismo hasta la oposición, desde el reformismo hasta el “progresismo”, desde dentro y desde fuera del gobierno o la “oposición”.