¿De qué desendeudamiento nos hablan?

En el día de ayer el Ministerio de Economía emitió un bono denominado “dollar linked”. Esta denominación significa que el bono está emitido en dólares, con vencimiento en febrero de 2017, pagando una tasa de 0,75%, más la depreciación del tipo de cambio al momento de pagar la deuda contraída.

Traducido, significa que el gobierno emitió un bono en dólares a un precio nominal de $ 9,24, comprometiéndose a pagar el 0.75% de interés en dólares y reconociendo el valor del bono al precio que tenga la moneda norteamericana el 22 de febrero de 2017. La colocación vendió bonos por un monto total de U$S 1.384 millones. Los que compraron el cupón dejaron trascender que esperan un dólar por encima de lo $ 14 en la fecha del vencimiento, lo que implica que recibirán una ganancia neta de 66% en dólares. Una tasa imposible de empardar en ningún lugar del planeta.

Pero independientemente del valor que tenga el dólar en 2017, pesos más pesos menos, lo que blanquea el gobierno con esta emisión de deuda son, fundamentalmente, dos cosas: que desde febrero de este año a la fecha, el gobierno emitió deuda por más de 8.000 millones de dólares haciendo trizas el discurso del desendeudamiento esgrimido en todas las tribunas “nacionales y populares”; y que el valor del dólar con respecto al peso seguirá una suba considerable, en sintonía con la salida devaluatoria que empuja un sector de la burguesía monopolista.

Los medios burgueses hacen hincapié en que la toma de deuda tiene origen en el déficit de las cuentas públicas. Sin embargo, independientemente de las motivaciones, la economía capitalista tiene reglas que son permanentes; la deuda que toma el Estado de los monopolios es para seguir financiando el funcionamiento de la economía, por lo que lo que el gobierno recauda sirve para subsidiar empresas y bancos que luego serán los mismos beneficiados a la hora del cobro de los cupones.

Una ratificación más de que el capitalismo monopolista de Estado tiene sus reales bien asentados en la Argentina y que los gobiernos “progresistas” sólo gestionan las políticas que benefician a los capitalistas. Como afirmamos en la nota del día de ayer: “Los capitales benefician exclusivamente a quienes los poseen, a sus dueños, la burguesía monopolista y perjudica a los que trabajan y son expropiados”.

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