En estos días una foto recorrió los titulares de la prensa mundial, la del cuerpo de un niño de cuatro años que yacía muerto en las costas de Turquía, por haberse ahogado junto a su madre y sus hermanos en las aguas del Mediterráneo. La precaria embarcación en la cual intentaban llegar a Europa naufragó atestada de gente. Este triste episodio no es el primero y no va a ser el último. El mar Mediterráneo se ha convertido en la tumba de miles de inmigrantes que desde el norte de África, oriente medio y parte de Asia meridional buscan llegar a Europa y mueren en el trayecto. Las pésimas condiciones de viaje, la saturación de las embarcaciones, los bombardeos que sufren desde las fuerzas militares europeas, que se han llevado puestas varias barcazas, hablan a las claras que el infierno del que huyen continúa en el Mediterráneo. La prensa europea habla de 400.000 inmigrantes pero solo menciona los vivos, omite los asesinados que carga sobre sus hombros.
El concepto de refugiado es de por sí sintomático. ¿Refugiado de qué y de dónde? ¿Por qué cientos de miles buscan refugio? Demás está decir que por las condiciones económicas y políticas que son de por si catastróficas que imperan en la región pero, también por la guerra interimperialista que tiene un carácter netamente devastador de las condiciones vida de esos pueblos. Cuando los gobiernos de Europa califican de refugiados a los inmigrantes y los tratan como basura humana expresan con toda saña el odio visceral que tienen contra la propia humanidad.
Las expresiones más guerreristas y reaccionarias europeas son uno de sus grandes protagonistas de las atrocidades que se libran en medio oriente. Su papel no es neutral frente al genocidio de miles de personas como nos quieren hacer creer, por el contrario estas expresiones y sus gobiernos están detrás de las condiciones inhumanas que imperan en medio oriente. Cuando los gobernantes europeos clasifican de refugiados a los inmigrantes están identificándose con su protagonismo en los hechos.
Las guerras y matanzas en medio oriente son un festín para la producción de armamento. Además de las disputas por la apropiación de recursos minerales, etc.. El fomento de la guerra es de por sí un gran negocio. Europa es el tercer proveedor de armas de todo tipo después de EE.UU y Rusia que nutren no sólo a las fuerzas militares de Israel, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Egipto, Jordania, Irak, Qatar, Libia, Yemen, sino también los diversos grupos terroristas y guerreristas como ISIS que fomentan las masacres que se cometen a diario. Alemania, seguido por Francia e Italia, son los que llevan la delantera en la facturación de armamento. En el término de los últimos dos años la civilizada oligarquía Europea con sus gobiernos acólitos como Merkel y compañía o el “socialista” Hollande han duplicado el envió de armamento a medio oriente facturando más de 400.000 millones de euros en ventas.
Siendo así ¿qué otra respuesta podrían tener los gobiernos de la oligarquía financiera en Europa frente a los inmigrantes que huyen de aquel infierno para refugiarse en el «paraíso» que fomenta la matanza que allí se realiza? La crisis humanitaria que se les ha creado es producto de su infamia. Ahora que pretenden aparecer como aceptando humanamente las miles de persona que atestan sus fronteras buscan lavar las culpas intentando disimular su hipocresía, al tiempo que intentan tapar que lo hacen bajo la presión del sentido humanitario de sus propios pueblos y los pueblos del mundo.
Pero como buenos «civilizados» que son ya se alzan voces como la de George Soros que ve en los inmigrantes una fuerza económica que puede contribuir al desarrollo laboral de Europa aportando mano de obra barata tal como él sabe, hacen los monopolios en EE.UU con la inmigración mexicana.
La crisis humanitaria que se les ha creado es producto de su infamia. Pero también del hartazgo, la lucha y la movilización de los pueblos que se oponen a semejante atrocidades. La crisis es producto de su descomposición y de la embestida de los pueblos que, contrariamente al pensamiento reaccionario y funesto que ostentan como clase que ya no tiene razón de ser, avanzan con más humanidad y superan las guerras de rapiña porque aunque aparentemente miran desde afuera, sus sentimientos y aspiraciones están expresados en la agudización de la lucha de clases y no pueden escapar de ella ni de la historia que ya ha condenado semejante barbarie capitalista.