¡La unidad hace la fuerza!

Las medidas y “no medidas” que toma la clase dominante con sus infinitos resortes jurídicos y de los otros (corrupción), van dirigidos a adecuar la concentración económica y centralización de capitales a una concentración política que tiende al autoritarismo que posibilite mayor rapidez en sus negocios. A modo de ejemplo ayer  la justicia le permitió “abrir sus puertas” a la Barrick luego de un derrame de cianuro. Un acto criminal.

Estas políticas autoritarias que devienen de la clase dominante sea cual fuere el partido de la burguesía, van dejando “afuera” de la sociedad a la gran mayoría del pueblo.

No estamos hablando solamente de los marginados crónicos del sistema, estamos hablando ya de quienes estando dentro “del sistema” vivimos el agobio cotidiano en lo económico, en lo social, en lo cultural y cada vez más estamos condenados a los avatares que nos presentan los resortes del actual poder burgués.

Somos la gran mayoría del pueblo bajo este autoritarismo político impuesto por elecciones parlamentarias presidenciales  cada cuatro años. Mientras tanto, proletarios, trabajadores  en general, pequeños y medianos productores, estudiantes, profesionales de diversidad de ramas,  educadores, científicos, artistas, etc. luchamos por nuestras conquistas, unas veces se triunfa, otras se pierde, avanzamos en las diversas organizaciones y metodologías de lucha y en ocasiones parecería que a cada momento tenemos que volver a empezar.

Es mucho lo que se hace y  también lo que se hará, pero este camino de lucha por conquistas aún no tiene un norte político claro hacia donde acumular esas fuerzas dadas por el enfrentamiento.  Y allí creemos que está el principal obstáculo para avanzar un peldaño más en la calidad del proceso revolucionario abierto.

Se lucha en cada establecimiento, por lo general se gana, se lucha también por sector y se han dado pasos más amplios que involucra a más sectores, pero se necesita clavar estacas en cada andanada de lucha unificando consignas políticas capaces de sostenerse en una unidad política a través del tiempo que conlleve embriones de organización con una metodología de democracia directa.

La mira política estratégica es avanzar a una revolución socialista, pero a sabiendas que la lucha por el poder requiere de la más amplia y permanente movilización del pueblo.

Se hace necesario lograr consignas cotidianas con ese norte de poder y aplicadas a la lucha política y reivindicativa de todo el pueblo.

Estamos en un momento del proceso revolucionario que la diversidad de sectores de la sociedad ya mencionados más arriba nos han impuesto un cerco de aislamiento entre uno y otro. Parecería ser que una lucha estudiantil nada tiene que ver con una lucha proletaria o que un movimiento de lucha cultural o social no tienen puntos de contactos con la problemática de luchas de sectores de pequeños y medianos productores afectados por las políticas del gobierno de los monopolios.

Esos cercos impuestos por décadas hay que romperlos, el aislamiento es el peor consejero de una lucha para acumular con fuerzas políticas de cambio revolucionario. A veces pasa que en un mismo predio, en un mismo barrio se está luchando, se conquista, pero no se sabe que al lado suyo están en la misma situación.

¡La unidad hace la fuerza!, pero para ello hay que asimilar que esa unidad hay que atesorarla desde abajo en simultáneo con otros sectores aledaños, y además con otros sectores de la sociedad proclives a aunar fuerzas con consignas comunes o en todo caso con encuentros que faciliten un diálogo e intercambio de experiencias de las luchas.

La movilización y al organización se está haciendo fuerte en el plano local, esa es una tendencia del último tiempo que se va afirmando, sin embargo nos cuesta romper el aislamiento en cada enfrentamiento.

Es en ese sentido que los revolucionarios, que los sectores de la sociedad que están en la avanzada de la lucha tenemos la responsabilidad de atacar esa debilidad que contiene aún el torrente de la lucha hacia la revolución, esas avanzadas tenemos que tomar conciencia que esa rupturas de cercos impuestos por años por el `poder burgués la podemos quebrar en la medida que los objetivos políticos de unidad de la lucha se vayan elevando en cada contienda.

Entrelazar los debates, enriquecerlos en encuentros que trasciendan las cuatro paredes, fomentar el diálogo entre quienes se encuentran aislados, conocerse, confiar, seguir avanzando, continuar y hacer reverdecer la unidad que en esencia es la gran mayoría del pueblo en la búsqueda de un cambio radical que permita elevar el nivel de vida de todos los argentinos poniendo a las mayorías en la decisión política de un futuro digno y alentador de progreso.

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