Una vez más, la voluntad del pueblo acotada a las urnas de la burguesía, les da un nuevo golpe que los devuelve al pantano de la crisis política en que ya se encontraban sumergidos.
Todas las “previsiones” de la burguesía, ratificadas por sus “brujos” encuestadores, de que en un solo acto, resolverían la “gobernabilidad” y la “legalidad” necesaria para afrontar las “tareas” de ajuste y disciplinamiento del pueblo, se fueron por la cloaca de la politiquería. En minutos tuvieron que asumir que el resultado electoral, más allá de la elección presidencial, les destruyó el mapa territorial de control político, poniéndolos en franca debilidad frente los trabajadores y el pueblo. Como afirmara nuestro Partido antes de las elecciones, nada de esto nos sorprende o agarra desprevenidos.
La lucha de clases ha generado un nuevo escenario político, donde las luchas en curso reciben un nuevo aire, que debe ser aprovechado para redoblar los esfuerzos, para concretar las conquistas, y afianzar y ampliar su organización.
Y una vez más, reiteramos que: desde la independencia política del sistema, rompiendo con toda la institucionalidad burguesa de la índole que sea, llámense sindicatos traidores (en casi su totalidad), ministerios públicos y de justicia, ministerios de trabajo, legislación laboral, etc. es decir, imponiendo las reglas de juego de la más amplia movilización, que arranque bien desde abajo, organizados sector por sector, fábrica por fábrica, amalgamando y entretejiendo la unidad de carácter local, involucrando a toda la sociedad, tomando como método de organización central LA ASAMBLEA, ÚNICO ÓRGANO SOBERANO capaz de darle masividad y contundencia a las decisiones en la lucha emprendida.
Tal ejercicio, profundizará la debilidad del “nuevo gobierno” (que ya nace debilitado), lo condicionará en sus intenciones de disciplinar a la clase obrera y al pueblo, lo cual generará un ejercicio aún mayor de organización y movilización, que empuje al surgimiento de una salida revolucionaria que el momento histórico demanda.
La única salida es la revolución, y es la acción de las más amplias mayorías fundidas con las ideas revolucionarias que plantee una salida de fondo y de cambio de este sistema, la única situación capaz de poner en riesgo y hacer peligrar la dominación de la burguesía.
Ante la situación que se avecina, nuestro Partido, al igual que cientos de destacamentos revolucionarios existentes, tenemos que dejar plantada la esencial idea de que la única salida alternativa a la que ofrece la burguesía monopólica es la de una revolución que sepulte el Estado de los monopolios, y ponga en vigencia, como epicentro de todas las cosas, la vida digna que se merece nuestro pueblo.