Frente al pueblo, la clase dominante aparece con dos discursos similares. Scioli y Macri ensayan un discurso populista-reformista y preparan la coerción y opresión a la clase obrera y el pueblo.
En el mientras tanto, ambos candidatos están condicionados al resultado electoral que los a puesto de frente a la peor crisis política de los últimos tiempos. Todos los intentos de llevar las políticas de disciplinamiento, han quedado condicionados.
De aquí al balotaje, y hasta la asunción de cualquiera de los dos candidatos de la burguesía, hay que tensar todas las fuerzas de movilización y organización popular, en torno a las conquistas económicas y políticas. Una cosa es que la burguesía necesite ajustar cuentas contra el pueblo, otra muy diferente que lo pueda hacer.
Cada vez más, la gran mayoría de la población sabe lo que no quiere, no hay un discurso burgués que vaya más allá de más de lo mismo, de una u otra forma, el pueblo castiga y seguirá castigando, hace muchos años que ya no existe un cheque en blanco para gobernar ni mucho menos tiempo para esperar. Las contradicciones interburguesas, los entrecruzamientos de intereses los llevan a más debilidad de clase dominante.
La situación internacional no trae “viento de cola”, como le gusta decir a un amplio abanico de politólogos burgueses. Por el contrario, los vientos son desfavorables, vienen de frente en todo el planeta, y los pueblos van redondeando propuestas de poder de diversidad de formas, pero con un sentido profundo de dignidad y a la vez, encontrando variantes de democracia directa que nada tiene que ver con la democracia burguesa.
Del lado de la clase obrera y el pueblo, hay ventajas para avanzar en el proceso revolucionario, en la acumulación de fuerzas y en la correlación de las mismas.
Sin embargo, esas ventajas no serán suficientes si en la movilización permanente de las masas por sus conquistas no vamos preparando las organizaciones políticas en todos los niveles, que expresen la práctica autoconvocada, la democracia directa y las asambleas que se están desarrollando desde abajo con el sentido de poder popular.
Lo revolucionario de este momento histórico es desplegar una unidad política que ponga en caja en lo inmediato cualquier intento de avanzar sobre lo conquistado en años de luchas, a sabiendas que el poder burgués no dio nada y que todo fue logrado en infinitas batallas.
Se necesita de la unidad más amplia de todo el pueblo, de todo lo que ya se ha hecho y acumulado. Profundizar el rompimiento del aislamiento de cada lucha en el que nos han embretado y desplegar, impulsar y crear las más diversas organizaciones políticas revolucionarias, que puedan incidir en la más amplia movilización permanente de nuestro pueblo. Dijimos en esta misma página el domingo, previo al acto electoral:
“La única salida es la revolución, y es la acción de las más amplias mayorías fundidas con las ideas revolucionarias que plantee una salida de fondo y de cambio de este sistema, la única situación capaz de poner en riesgo y hacer peligrar la dominación de la burguesía. Es menester, y en ello nuestro partido al igual que cientos de destacamentos revolucionarios existentes, plantear ante la situación que se avecina, dejar plantada la esencial idea que la única salida alternativa a la que ofrece la burguesía monopólica es la de una revolución que sepulte el Estado de los monopolios y ponga en vigencia, como epicentro de todas las cosas, la vida digna que se merece nuestro pueblo”.