Los de arriba no pueden porque los de abajo quieren vivir dignamente

Los medios de comunicación prensa y tv al servicio de la burguesía monopolista y el sostenimiento del sistema capitalista reflejan la preocupación del poder por la crisis política, por la gobernabilidad y, consecuentemente, por el funcionamiento de la llamada democracia burguesa, su sistema de representatividad y su institucionalidad, tan cuestionadas desde la lucha de nuestro pueblo a partir del avance de la asamblea y la democracia directa producto de un estado de movilización y enfrentamiento que crece día a día. Producto a su vez de una lucha de clases que rompe con los dictados impuestos desde la superestructura, que atenta directamente contra su dominación.

Por un lado la lucha de la clase obrera y el pueblo que se extiende y no da respiro, que refleja aspiraciones de vida superadoras y no se conforma con “más de lo mismo”,  por otro, la necesidad del poder por concentrar – aunque más no sea mínimamente-  alguna expectativa respecto de la democracia burguesa en este mar tormentoso de su crisis.

La desesperación por hacer del debate presidencial -Macri-Scioli o viceversa- el centro de todas las discusiones, va en el sentido de sostener la democracia burguesa, que es la expresión política institucional de la dominación del poder monopolista y del Estado a su servicio. Es decir, de la clase explotadora que vive a expensas del trabajo ajeno y del empobrecimiento de millones. Pero no solo ello, el fraccionamiento y la atomización que se da en la superestructura producto de la lucha de clases y el hartazgo, y la guerra de intereses que allí se plasma, reflejan el cuadro de contradicciones de la competencia intermonolpolista por imponer sus negocios y adecuar el Estado a sus intereses, por lo tanto en el llamado debate presidencial lo que se ventila no solo es el marco de disputas por imponer la dominación de una u otra fracción de la burguesía, sino por sostener el mejor escenario para formalizar y legitimar sus futuros dictados, que no son otros que las devaluaciones, la chatura salarial, ajustes, etc. es decir a las políticas contra  las que la clase obrera y el pueblo les han dicho basta.

Tanta importancia le da la burguesía al debate presidencial, al sostenimiento de su régimen, que todos los canales de TV públicos y de cable, la prensa e internet concentrarán sus transmisiones cual si fuera una cadena nacional obligatoria para todo el mundo. Un especial adelantamiento del balotaje con resultados y todo, para tratar de legitimar los planes venideros y su representatividad, para encausar de algún modo el engaño político burgués tan defenestrado por la acción de las masas. En el reducto de un estudio de TV ponen todos sus porotos, la democracia burguesa, la institucionalidad, los planes políticos, los planes económicos, la gobernabilidad, etc… Y como lo ha demostrado la presidenta con sus abusos, nada más sintomático y desalentador para su propia dominación que reducirla a un programa de TV transmitido en cadena. La misma lógica electoral que reduce la vida de millones a una papeleta cada tantos años traducida ahora a un programa de TV digitado desde las alturas, así de desesperados están.

No hay un atisbo de expectativa de parte del pueblo trabajador y sí una decisión ofensiva de avanzar en más conquista. El talón de Aquiles de la burguesía es la movilización de millones contra la cual ya no pueden, ella lo sabe pero no puede escapar a su lógica de clase, que es la negación del protagonismo de los trabajadores y el pueblo en la solución real a sus problemáticas en la construcción de una nueva sociedad y de una vida nueva. Pues de eso se trata: los de arriba no pueden porque los de abajo quieren vivir dignamente, a esta gran solución debemos encaminarnos los trabajadores y el pueblo. Mientras el poder esté en manos de la burguesía esta situación no cambiará, pero podemos avanzar hacia la resolución definitiva cambiando el poder por medio de una revolución social, si desde abajo profundizamos el enfrentamiento, agudizamos su crisis política, los condicionamos con nuestra lucha y organización independiente, si construimos verdaderas expresiones de poder popular y local, si la unidad de hecho que se expresa en cada lucha se expresa también en la unidad revolucionaria de los de abajo, es decir, si transformamos nuestras aspiraciones a una vida digna en una decisión política que hoy exprese esa decisión futura, que clama por materializarse para acabar con todo freno al desarrollo humano que es el capitalismo y sus sostenedores.

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