Casi simultáneamente con los atentados perpetrados en Paris, las milicias kurdas denominadas Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) lograron entrar en la ciudad de Sinyar el pasado viernes 13 de noviembre, derrotando a las fuerzas del Estado Islámico (EI), en esa zona del norte de Irak lindante con Siria.
Este nuevo triunfo viene precedido por otros logrados en abril de este año, cuando las fuerzas kurdas vencieron a los mercenarios de ISIS en la provincia siria de Hasaka, región en la que convergen las fronteras turca e iraquí, liberando zonas que estaban sitiando la ciudad de Kobani, allí donde el YPG y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) han instalado un gobierno asentado en el poder organizado del pueblo kurdo y otras etnias, nacionalidades y religiones en una experiencia de poder popular inédita en la región.
Desde 2012, el pueblo kurdo viene presentando la verdadera batalla contra el EI en el terreno concreto, cuerpo a cuerpo, incluso con unidad de milicias femeninas (las YPJ) que han demostrado una valentía y decisión ejemplares en el combate. Esto aun cuando deben luchar contra el fuego cruzado de las fuerzas turcas e iraquíes que, con la excusa de “enfrentar” al EI, apuntan sus fusiles contra las fuerzas kurdas, enemigas acérrimas de ambos regímenes.
En momentos en que las fuerzas imperialistas “declaran” la guerra total al EI, el PKK es la única fuerza político-militar que ha presentado y presenta una franca batalla al engendro denominado Ejército Islámico, producto de las políticas del imperialismo mundial en la región, el mismo imperialismo que ayuda, financia y entrega armas, precisamente para que vaya en contra de las fuerzas kurdas.
El PKK y las fuerzas que nuclea su política en la región se han constituido en un factor fundamental, un actor que no se puede soslayar a la hora de combatir al EI y, mucho menos, en la reconfiguración política y geográfica de esa zona de conflicto, por lo que es muy importante estar alertas ante las nuevas decisiones guerreristas de la burguesía mundial, dado que las mismas pueden apuntar a “colaborar” hoy con los kurdos para, simultáneamente, ir contra las mismas.
Por supuesto que las fuerzas que luchan por un Kurdistán libre y democrático sabrán enfrentar estas amenazas, pero es deber de los revolucionarios de todo el mundo conocer esta realidad y no confiar ni una pizca en el imperialismo, enemigo declarado de la Humanidad.