En la madrugada del miércoles 9 de diciembre otro hecho de inseguridad sacudió Pontevedra. En la parada del colectivo a las 4hs., horario obligado de casi la mayoría de los obreros que viajan largos trayectos para ir a sus trabajos, un joven trabajador recibe una puntada en la cabeza y otra en el pecho. ¿Qué le robaron? La vianda de la comida y 100 miserables pesos, esos que hoy ya no valen nada. El trabajador falleció al día siguiente. Apenas tenía 24 años. Sus compañeros de trabajo del frigorífico se solidarizaron con su familia y muchos trabajadores y trabajadoras vecinos de la zona que sufren en las madrugadas y en las noches oscuras, a la vuelta de sus trabajos, robos y arrebatos de sus cosas, también.
Como consecuencia de ello el barrio Las Torres, luego de una asamblea vecinal, salió a movilizarse cortando la ruta y reclamando justicia. “Aunque sea que lo dejen en cana” “porque ahora está en custodia” dijo un vecino. “Algo tenemos que hacer, así no se puede seguir”, dijeron otros. La indignación llegó a toda la localidad de Pontevedra y ha creado un estado deliberativo que va más allá del enjuiciamiento del asesino que, dicho sea de paso, es tan joven como el trabajador asesinado. Cuestiona ya las posibilidades reales de resolver este problema por parte del gobierno actual tanto como del gobierno anterior. Cuestiona de hecho las condiciones de vida a las que estamos sumergidos y que día a día empeoran y plantea que la justicia que se reclama tiene que ver con la intervención directa de la clase obrera y el pueblo en la resolución de la misma.
Las condiciones de vida están directamente asociadas a las condiciones laborales de producción. Por ende la clase obrera no sólo es víctima del régimen de explotación capitalista en sus centros de trabajo sino que, por ello mismo, también lo es de las consecuencias sociales que genera este régimen que promueve la degradación humana y el freno al desarrollo de una vida digna. Sus condiciones de trabajo también son sus condiciones de vida social y hay un punto donde la lucha y la conquista de mejores condiciones laborales se trasladan a las condiciones de vida, donde se refleja con harta evidencia el significado de una vida digna. Pues no basta tener trabajo y cobrar un salario si viajo como ganado, carezco de vivienda, se inunda cada vez que llueve, sufro cortes de luz, etc., etc. Y además soy víctima no sólo de los atropellos de las patronales y sus secuaces de los sindicatos, y de la prepotencia policial, sino de los robos de los miserables malandrines que fomenta este régimen podrido.
Este punto de inflexión donde los trabajadores hicieron propia la lucha, es la característica de esta movilización. La nutrida participación de trabajadores que cotidianamente se ven en las largas filas de las paradas de ómnibus y en el viaje y que al mismo tiempo son vecinos, fueron los protagonistas de esta iniciativa. Abonada y teniendo en cuenta que desde los últimos treinta días a esta parte Pontevedra viene siendo sacudida por la movilización masiva, por ejemplo, de los choferes de la 216, la seguidilla de movilizaciones de los vecinos reclamando semáforos y lomas de burro, medidas viales, etc. En esta última se expresó el “tocan a uno, tocan a todos” que en las fábricas viene caminando desde hace rato, y esta vez se reflejó en el barrio Las Torres.
El poder local tiene sus raíces en la lucha de clases y, la metodología autoconvocada y asamblearia que se ejercita en las fábricas, asume también en los barrios el carácter de clase que contiene la lucha por una vida digna. Aun en plena movilización la asamblea sostenía “Algo tenemos que hacer, así no se puede seguir”, expresando con claridad que la justicia burguesa es ajena al contenido de justicia que las masas expresan. El poder local enraizado en lo más profundo de nuestro pueblo está a punto de ser parido por la lucha de clases. Se codea ya con la necesidad histórica del cambio de poder y con la demanda de una revolución socialista. El proyecto revolucionario debe pues amalgamar ese ejército político de masas en condiciones de ofensiva con la necesidad revolución social. La justicia que anhela nuestro pueblo será efectiva con el poder revolucionario en sus manos.