El año 2015 terminó con un aumento significativo del paro, la lucha y la movilización de la clase obrera y el pueblo. Según los propios datos de la burguesía, casi duplicando la conflictividad del 2014. Así como esta situación objetiva de la lucha de clases irrefrenable y que socaba la sustentabilidad política de la oligarquía fue utilizada electoralmente desde los medios para promover la bancarrota de los K., así como en el marco de la crisis política jugaron con fuego, ahora apenas a un mes de haber asumido Macri y su séquito de tecnócratas al servicio de los monopolios, esta situación objetiva desaparece de los medios -buscando con ello contrarrestar el peso que tiene en la crisis política de la toda la superestructura- pues no sólo reconocen e intentan tapar que el fuego no se apaga sino que el incendio es cada vez más grande.
Si de jugar con fuego se trata no hay mejor incendiario que sus propios medios de difusión que enmarcan los ejes de sus titulares en el descenso del salario, los tarifazos, los despidos de trabajadores y sus acciones represivas, como forma de extorsionar a la clase obrera y el pueblo. Es decir, enfocados a exponer sólo las demandas de la oligarquía y sus intereses y abocados a ocultar el estado deliberativo asambleario, de lucha y movilización que existe desde la lucha salarial hasta las condiciones laborales, buscan tapar una realidad que los desborda y, ocultando la lucha, pretenden hacer creer que no hay acción desde la clase obrera.
La situación es tal que la centralización de los planes de la oligarquía no sólo enciende una mecha sino que enciende miles y en su afán de amedrentar y atacar sus conquistas no sólo promueve el enfrentamiento sino la unificación de los sectores populares que se enfrentan a sus políticas, es decir, lo contrario a lo que buscan con la presión ideológica de sus aparatos mediáticos.
Las señales de que el 2016 es tanto o más agudo que el 2015 ya están a la vista. El sur petrolero está literalmente rodeado de piquetes. No sólo son en Comodoro Rivadavia y las Heras, sino también en Rawson y otras localidades. La movilización de la semana pasada fue un punto de inflexión que ha profundizado el enfrentamiento, por los 500 despidos de las petrolera TECPETROL. Pero a ello se le suman los trabajadores de la construcción por el no pago de salarios y aguinaldos adeudados de las constructoras Austral Construcciones y Kant y Costilla. El Calafate, Puerto Deseado, Comandante Luis Piedra Buena y Río Gallegos son algunas de las ciudades en las cuales los obreros han desarrollados los cortes hasta ayer y que, de no acceder a sus demandas, profundizarán a partir del lunes.
“Ya no creemos en actas de compromiso. Sólo levantaremos la medida cuando la empresa pague”, dicen los trabajadores. A ellos se suman los estibadores portuarios que desde el 28 de diciembre mantienen un paro y piquetes y que a partir de ayer recrudecen la medida con cortes en los puertos de Rawson. «Tendrán que ver si prefieren perder más de 10 millones de dólares por día (en alusión al impedimento de circulación de vehículos afectados a empresas petroleras), o pagar los 700 mil pesos que nos deben», dicen con renovada furia. Su demandas no sólo son de aumentos salariales sino además, de un bono de fin año de $ 10.000 por compensación frente a los atrasos por la inflación.
La superestructura siente la presión a punto tal que hasta los intendentes de las ciudades mencionadas se vieron obligados a apoyar las demandas de los obreros intentado facilitar la resolución de todo el conjunto de demandas. Las asambleas obreras han puesto su firme decisión de profundizar la lucha con más masividad y enfrentamiento si no se resuelven sus demandas. Frente al panorama que se avecina, la oligarquía y el ministro Triaca intentan negociar con los petroleros para que el próximo lunes las barricadas y bloqueos de ruta con movilizaciones masivas no se profundicen.
Deben comparecer pues ante un tribunal que supera el marco jurídico burgués y que es la misma lucha de clases y la organización propia de los trabajadores. Un incendio difícil de apagar.
Contra los despidos, por aumentos salariales, por el bono de fin de año, por el cumplimiento de los acuerdos no cumplidos desde los monopolios petroleros. Los trabajadores petroleros, los de la construcción, los portuarios y el conjunto del pueblo que los apoya, constituyen un gran torrente en estado asambleario y en disputa contra el poder oligárquico.
Nuestra propuesta, publicada el jueves pasado en esta misma página, la cual estamos llevando en múltiples fábricas, centros de trabajo, parques y cordones industriales, calza como un guante frente a toda la realidad descrita
Los medios de la burguesía no difunden y ocultan deliberadamente detrás de otras «noticias» este torrente de luchas y acción popular, porque son un «mal ejemplo».
Está claro que representan los intereses de una minoría insignificante frente a los millones de obreros y trabajadores de nuestro pueblo.
Pero más allá de sus ocultamientos, la movilización creciente de masas contra sus políticas está presente de cuerpo y alma con la firme voluntad de nuestra clase obrera de no dejarse avasallar por el gran capital.