La fracasada táctica de Napoleón que el gobierno de Macri repite

Muchos historiadores burgueses que se especializaron en el arte de la guerra, caracterizaron a Napoleón como un gran estratega militar, llegándolo a colocar, incluso, en la cúspide como el más importante. De esto, el gran teórico de la guerra, Klausewitz (que también lo derrotó en el terreno militar) se encargó de demostrar, no sólo que no fue así, sino que por el contrario era un pésimo militar.

Una de las tácticas de Napoleón consistía en que si se encontraba en inferioridad numérica debía concentrar todas sus fuerzas y golpear el sector más débil del enemigo, para así infligirle una derrota parcial pretendiendo desmoralizar a todo el conjunto de las tropas enemigas.

Así, el actual gobierno de los monopolios que apenas lleva 30 días (y que parecen 10 años) intenta, al parecer, golpear a un sector (el que ellos consideran el más endeble) en el vano afán de demostrarle al pueblo argentino que viene dispuesto a todo, y el que no se discipline correrá tal suerte. En tal dirección, en la Pcia. de Buenos Aires implementaron los despidos de los municipales de La Plata y otras localidades (empleados en su mayoría por acomodos y también por la extorsión de punteros políticos de la administración anterior pero que también tienen derecho a trabajar) y tras cartón intentar llevar adelante la Ley Nro 11757 (que anula la Ley Nro. 14646 que establece los derechos básicos de los trabajadores municipales, entre ellos, la discusión de paritarias libres), impuesta en su momento por Duhalde, que es absolutamente anti-constitucional con respaldo de la cual se suspenderían por 180 días las discusiones paritarias a todos los trabajadores municipales de la Pcia. de Buenos Aires. Es decir, buscan dar un golpe de efecto, de disciplinamiento a todos los trabajadores del país; objetivo que en el 2015 intentaron los monopolios con el gobierno anterior pero con otras formas: propagandizando el fantasma de la pérdida de trabajo y otras yerbas, generando algunos despidos en la industria; y no pudieron lograr su cometido, pues la lucha por el bono de fin de año se encargó de ponerle fin a tal intento.

Ahora, estos tipos, al igual que Napoleón, golpean a estos sectores y con ello piensan, quizás, que todo el mundo va a agachar la cabeza, y el pacto o acuerdo social va a ser posible implementarlo de acuerdo a las necesidades que se plantean de achatamiento salarial. Con ello le pondrían “fin a la inflación” y harían de este país un modelo a seguir donde los inversores harían cola en Ezeiza porque la Argentina sería rentable. Pero en la medida que toman alcanza para caracterizar la debilidad que tienen y que sienten que tienen.

Lo de Cresta Roja lo salieron a resolver urgentemente, y la actual lucha de los petroleros en el sur se muestra con munición gruesa de parte de los trabajadores como una continuidad de las luchas más recientes y que expresan una nueva avanzada de la disposición a la lucha de las masas anticipándole a los monopolios el oscuro horizonte de lo que se viene. De ahí que los despidos de los municipales no es más que una maniobra napoleónica que lejos de asustar a nuestro pueblo, lo que muestra es la evaluación que ellos mismos hacen de su propia correlación de fuerzas.

Pero la lucha de clases no solo amenaza al gobierno, sino a toda la burguesía en su conjunto. El amague de Massa y Urtubey de querer quebrantar al bloque kirchnerista con una reunión de verano en Pinamar convocando al peronismo para pretender ayudar a la gobernabilidad del actual gobierno, resultó un rotundo fracaso. La inasistencia fue total, lo que marca que nadie quiere sacar los pies del plato pues no hay garantías de andar desarmando para armar. Las diferentes facciones de la burguesía monopólica miran con cautela, conscientes de que lo que viene hay que sostenerlo, y hoy nadie da garantías de nada porque a los votos se los lleva el viento.

Mientras tanto los medios masivos de comunicación del sistema reproducen la telenovela de unos lúmpenes supuestos prófugos, hasta el ridículo, pretendiendo desviar la atención para tratar de ganar tiempo. Es decir, un culebrón de aquellos tratando de resaltar la lucha contra el narcotráfico, insultando la inteligencia de nuestro pueblo.

Pero como venimos planteando en notas y posiciones anteriores, es fundamental mantenerse firmes en el planteo de ir por un 50% de aumento salarial, ya que es sumamente justo no solo por el golpe que le dieron al bolsillo de nuestro pueblo sino que se constituye en el nudo coyuntural y táctico central donde la batalla se hará más virulenta.

No es una lucha económica más. Aquí las fuerzas movilizadas de las masas subirán un peldaño en unidad y organización, y se ampliará la lucha por los derechos políticos dándole un golpe a la columna vertebras del actual proyecto de los monopolios, que no tienen cabida ni fuerza para una generalización de la represión. La masividad de la lucha y el estado de conciencia adquirida de las amplias mayorías, no admite aventuras ni aventureros políticos pues está en un punto de la historia de la lucha de clases donde lo nuevo puja por nacer como una fuerza incontenible, y la debilidad política de la burguesía es el marco que no les permite actuar como ellos quisieran. Hoy el 2001 late con nuevas cualidades y actores de impredecibles desenlaces para la burguesía.

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