Bajo la tapadera ejecutada por la “realidad” mediática se esconde el drama de 32.000 compatriotas de nuestra Mesopotamia.
Desde hace un mes, bajo el rigor, del cada día mas conocido fenómeno del «Niño», se están produciendo las más grandes inundaciones de los últimos 50 años en las cuencas de los ríos Uruguay y Paraná que afectan a las provincias de Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa.
Los grandes medios hasta hace 15 días -cuando el caso de los tres “prófugos” hizo que saltara la tapa de la cloaca de las instituciones de Estado burgués arrojando al aire la corrupción, la decadencia y degradación en los ámbitos de lo que los dueños del poder llaman “república”-, mostraban esta catástrofe humanitaria solo con frías cifras de evacuados, los centímetros de la creciente de los ríos, fotos de los pueblos y barrios bajo el agua y la eterna movilización solidaria de nuestro pueblo en situaciones similares.
La cobertura, en páginas policiales, de los miserables robos de los camiones con el producto de la ayuda de miles de argentinos por parte de los punteros de siempre, también dijo presente. Pero del plan de contingencia del Estado frente al desastre, de dónde están los miles de evacuados, las condiciones edilicias y sanitarias de los centros de albergue, así como si cuentan o carecen de contención…¡Nada!
Las “autoridades” políticas, como siempre, se sacan el problema reduciendo su responsabilidad diciendo que la mayoría son “autoevacuados” -eufemismo de “arreglate como puedas”-, trasladando el drama y la responsabilidad de la salvaguarda de los afectados a familiares y amigos en regiones no perturbadas por el fenómeno.
El sistemático ocultamiento de esta calamidad responde a la indiferencia por parte de la burguesía y sus gobiernos frente a los sufrimientos de nuestro pueblo. Más aun, cuando desde los centros científicos de meteorología del mundo se ha lanzado la alarma sobre las consecuencias que sufre y sufrirá la región que abarca el actual «Niño» desde hace más de un año previendo su continuidad hasta fines de abril.
Al desamparo de miles, se suma la incertidumbre por el silencio de las esferas políticas nacionales en cuanto a si la represa Yaciretá está en condiciones de soportar la creciente de sus afluentes –condiciones que durante los últimos años ha sido cuestionada y denunciada por ingenieros y geólogos- y que, de no ser así, produciría la mayor catástrofe de la historia de nuestro país.
Todo esto deja al desnudo que el Estado no dispone ningún plan frente a las catástrofes nacionales, ni cuenta con protocolo de instrucciones ni organismos que proporcionen, en los terrenos en donde se desata el fenómeno, la infraestructura y la logística adecuadas para la alimentación, la salud y la preservación de la vida de los afectados.
De tal forma que nos pone a los más de 40.000.000 de argentinos en total estado de indefensión frente a los cada día más previsibles eventos de la naturaleza.
Una vez más queda en claro que el Estado de los monopolios y su administración política se concentran exclusivamente en la resolución de los “problemas” que afectan la concreción de las ganancias de la oligarquía financiera en desmedro de los problemas cotidianos y las contingencias de las grandes mayorías populares. Nuestro pueblo ya tiene claro la necesidad de que la “tortilla se vuelva” para terminar con esta historia.