¿Aumento de la productividad? ¡No! ¡50% de aumento mínimo, ya!

En recientes declaraciones al diario español El País, el ministro Jorge Triaca dijo que el poder adquisitivo del salario «no tiene por qué reducirse« y señaló: «Los vamos a ayudar con bajadas de impuestos y eso va a compensar la diferencia. Todos vamos a hacer un esfuerzo«.
También afirmó que «aumentando la productividad, habrá más salario».

Lo del poder adquisitivo y lo de la baja de impuestos, no lo vamos a comentar porque se cae por su propio peso. El embuste del ministro caradura cae frente al mazazo que dieron los empresarios con el aumento generalizado de los precios, y el anuncio del ministro Aranguren sobre el aumento de la luz y el futuro aumento del gas.

Nos referiremos específicamente al aumento de la productividad. Éste es un tema recurrente de la burguesía que repite como letanía. Todos los gobiernos: La dictadura militar, Alfonsín, Menem, De la Rúa, los cinco presidentes del 2001, Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner insistieron sobre lo mismo.

Ganancias burguesas y salarios no tienen una relación directa como dice el ministro: «si uno aumenta, aumenta el otro». Todo lo contrario, ambos tienen una relación inversa. Si uno crece el otro desciende y viceversa.

Veamos:

La productividad significa que el trabajador, en el mismo tiempo de trabajo produzca más. Y esto significa que ocupa menos cantidad de tiempo en justificar su salario y que trabaja más tiempo para beneficio de su patrón. Por ejemplo, si durante ocho horas de trabajo empleaba dos horas para ganar su salario, quiere decir que las seis horas restantes las trabajaba para el patrón, a cambio de lo cual el empresario no le pagaba absolutamente nada. De tal manera, en las ocho horas, el patrón obtenía una ganancia neta de seis horas.

Ahora, si un conjunto de trabajadores, aumentando su productividad realiza en el mismo tiempo de trabajo, más cantidad de mercaderías, quiere decir también que se necesita menor cantidad de trabajadores para producir lo mismo que antes. O sea que una parte de los trabajadores actuales puede ser declarada prescindibles y sujeta a despidos.

Con mayor productividad, el trabajador aumenta la ganancia del empresario en dos sentidos: Por un lado, produce más con el mismo salario (lo que hace que su salario haya disminuido en proporción con el valor de su producción) y, por otro, atenta contra su puesto de trabajo.

La gran mentira del ministro es que, contrariamente a lo que él afirma, el aumento de la productividad no lleva a un aumento de salarios sino todo lo contrario, lleva a la disminución del mismo. Queda claro además, que en la frase «Todos vamos a hacer un esfuerzo» el ministro y todos los presidentes, burgueses y funcionarios que la han repetido hasta el cansancio, se refieren en realidad a que todo el esfuerzo se exigirá a los trabajadores exclusivamente.

En suma, lo único que puede llevar al aumento de salarios es la lucha por aumentos de salarios y el sostenimiento de la relación del poder de compra de ese salario comparado con los precios de las mercaderías que se necesitan para vivir.

Por eso la demanda de aumentos de 50% como mínimo sobre los salarios, es lo único que puede paliar nuestra situación como trabajadores frente al golpe de enormes aumentos de precios de fin de año y principios del actual, incluidos las tarifas y servicios (alquileres, combustibles, energía, y agua).

Como vemos por lo expuesto, y hemos confirmado en todos estos años, no se trata de la lucha contra un gobierno, sino de una lucha contra todos los gobiernos de la burguesía, pues todos los gobiernos responden a los mismos intereses de los monopolios en el poder. Lo que cambian son sus formas pero no su relación de explotación con los trabajadores.

Por eso la lucha por el 50% de aumento salarial, es una lucha que debe encararse como clase. Una gran unidad de clase por el salario que va más allá de la pertenencia a tal o cual rama de producción. Pero además, debemos ser conscientes que la burguesía y su gobierno de turno volverán una y mil veces a intentar reducir los salarios aumentando la productividad, o los precios, generando más inflación, en una carrera que no tiene fin.

Romper este círculo vicioso que se repite con mayor frecuencia cada vez, significa que al tiempo que logramos imponer un aumento de salarios que nos permita vivir mejor momentáneamente, debemos profundizar la lucha por nuestra liberación definitiva de toda explotación.

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