El día que el gobierno kirchnerista anunció en el 2012 la «expropiación» del 51% de las acciones de Repsol, y así quitarles el control (expropiación que luego fue pagada en U$S 7.000 millones, que representaba más que su valor real), y anunciar con bombos y platillos la estatización de YPF por parte del «gobierno nacional y popular», algo no cerraba. Así fue, pues, que en la prensa estadounidense, a las pocas horas, se anunciaba el acuerdo del gobierno argentino con CHEVRON. En Argentina esto pasó desapercibido en su momento. Nuestro partido lo hizo público en la página web y diversas publicaciones.
Tal noticia adquiriría estado público en Argentina recién un año y medio después. ¿Desconocían los medios masivos tal noticia? ¿Las «fuerzas opositoras» por qué no hicieron de esto un escándalo? ¿Qué le pasó a Lanata, se olvidó por dos años de la grieta? De ninguna manera. Entre bueyes no hay cornadas.
Cuando la oligarquía financiera manda (el verdadero patrón de todos estos), todos se alinean. Con tal acuerdo lo que se estaba haciendo era facilitar desde las instituciones del Estado la concentración necesaria para explotar uno de los recursos estratégicos del planeta: la tercera más grande del mundo de gas no convencional, atrás de China y EE.UU., según la Administración de Información sobre Energía de los Estados Unidos (E.I.A., por sus signas en inglés); recursos que fueron estimados en 774 billones de pies cúbicos (TSF), lo cual al consumo anual de gas del 2009, que fue de 1,52 TSF y equivaldrían a 509 años de consumo en el país.
De más está decir que es interesante refrescar que Argentina tenía trabado un embargo contra CHEVRON que la Corte se encargó de levantar de un día para el otro. Dos años pasaron para que la «oposición» y los medios se escandalizaran, pusieran el grito en el cielo, tildando de corrupto al gobierno kirchnerista, alegando que deberían hacerse público el contrato en todos sus términos.
Las elecciones estaban en puerta, total CHEVRON ya estaba operando en Argentina. Con el nuevo gobierno de Macri, como era de esperar, a de que ayer los acusaban de corruptos por el acuerdo secreto con CHEVRON, hoy afirman, con la misma firmeza que el gobierno anterior, que tiene que seguir siendo secreto por cuestiones, aducen, «comerciales, científicas y de competencia».
Es decir, si por ese acuerdo afirmo que es un acto de corrupción y luego lo termino avalando al acuerdo, a confesión de pruebas relevo de partes… Tal afirmación no sorprende a nadie, pero sí refresquemos la gravedad de tales secretos y no tanto de tales acuerdos.
Ya no sólo se trata de que entregan nuestros recursos sino que, no conforme con ello, embarcan al pueblo argentino en situaciones futuras de intento de soberanía con claras amenazas de guerra.
Esto no es nuevo, así sucede en diferentes latitudes del planeta, con invasiones a países argumentando que estaban el riesgo los intereses de sus empresas. Cuando una reserva e «inversión» tiene carácter estratégico implica acuerdos no sólo jurídicos sino militares en defensa de la propiedad privada. Acuerdos militares que contemplen con la Constitución en la mano, la intervención directa, o sea militar de los Estados de origen de las empresas partícipes.
Los términos del acuerdo con CHEVRON son secretos. Dentro del acuerdo hay 20 cláusulas de este carácter, así como también datos de cuentas bancarias, recesión de compromisos de desembolso y garantías adicionales a otorgar a CHEVRON, a la cual le dieron facilidades de beneficios que después figurarían en la nueva Ley de Hidrocarburos. ¿Es necesario aclarar con este ejemplo simplemente quiénes son los dueños del Estado y cuál es el significado del Estado en el capitalismo?