Según una noticia publicada en un diario de tirada nacional, las discusiones en el interior del directorio del Banco Central, se van tornando más intensas por «diferencias de tipo técnicas y/o políticas» entre sus miembros.
Pero analizando el tema desde el punto de vista materialista, es decir, desde los intereses de clases, esas discusiones en verdad son provocadas por las disputas de negocios de los jugadores de las finanzas que ponen sus fichas para llevarse lo más que puedan de la mesa en la que gira la ruleta financiera.
Una de los últimas rispideces se produjo la semana pasada cuando la Provinciade Buenos Aires emitió bonos por US$ 1.200 millones de dólares dándole participación a unos pocos bancos y, fundamentalmente, al JP Morgan sin abrir el juego a otras numerosas entidades que actúan en el ámbito nacional y que estaban deseosas de participar en la jugada de esa bola.
Le exclusividad dada a estos bancos liderados por el JP Morgan, no permitió la presentación de ofertas de los bancos que posiblemente hubieran participado pudiéndose así bajar la tasa de interés con la que serían emitidos los bonos (a mayor oferta, mayor precio para el bono, menor rendimiento o interés). En síntesis,la Provinciade Buenos Aires, podría haber conseguido un financiamiento menor para ese préstamo.
Estos bancos que tenían clientes (grandes burgueses) que querían adquirir esos bonos tuvieron que comprarlos en el mercado, consiguiendo los mismos a un precio de US$ 2 dólares más caros por cada lámina de US$ 100. En definitiva, de arranque, los emisores hicieron un negocio de US$ 24 millones en menos de dos días.
Queda claro que la bronca no fue generada porque los contribuyentes (léase los trabajadores y el pueblo) deberemos pagar un valor más caro por el préstamo, sino que ellos no podrán hacer el negocio que hicieron y harán los pocos bancos liderados por el J.P. Morgan.
La soberanía, el patrimonio nacional, el esfuerzo popular, no cuentan para nada para estos señores bancarios ni para los funcionarios gubernamentales que deciden estas movidas. Los negocios millonarios se hacen a expensas del pueblo todos los días y los mecanismos son diversos, pero a la vez recrudece la disputa entre ellos por el apoderamiento de la torta.
El Estado, es el facilitador de esa enorme expropiación mientras la propaganda que abunda en todos los medios, nos dice que es importante para el pueblo saldar el problema de los holdouts, pagar deudas, buscar financiamiento exterior, etc.
Toda palabrería hueca, mentiras, cinismo. Los argumentos se repiten de gobierno en gobierno. No importan los signos políticos con los que se presentan para gobernar. Todos tienen un denominador en común: utilizar al Estado para los grandes negocios del capital financiero esquilmando a los trabajadores y el pueblo.
Pero, contradictoriamente, esa lucha por el saqueo al pueblo, ahonda su imposibilidad de normar una unidad política para enfrentar homogéneamente la lucha de clases que corroe los talones del poder burgués.