Todos los medios abarrotaron los espacios televisivos, radios y diarios con la noticia y comentarios de lo que se da en llamar «Panamá Papers» (porque el nombre en inglés le da, supuestamente, mayor categoría).
Abonando la intencionalidad de resumir la disputa política en el país entre Macristas y Kirchneristas, como las únicas dos posiciones enfrentadas por la aplicación de dos «proyectos diferentes», los periodistas y analistas se dividen en dos bandos. Unos cargan las tintas contra la corrupción kirchnerista y otros argumentan que el macrismo no tiene la cola limpia. Mientras tanto, el pueblo con sus sufrimientos a cuesta, «no tiene vela en el entierro».
Como siempre lo hace, la burguesía y sus alcahuetes en los medios se agarran de cualquier cosa para hacer humo y tapar lo que se cocina por abajo.
Mientras tanto, como punta de un iceberg con más de las dos terceras partes bajo el agua, portador del descontento y el estado de ánimo de las amplias mayorías populares, ayer se produjo un paro nacional de docentes, impulsado desde las bases, que reclamaban la definición de las paritarias en varias provincias en las que están estancadas las negociaciones, contra los aumentos de precios y tarifas, y reclamando justicia por el crimen del maestro Fuentealba en la provincia de Neuquén, y de eso, prácticamente no se habló.
La definición de macrismo y kirchnerismo, aparentan ser buenas para confundir y presentar un enfrentamiento que en el fondo no mella el poder burgués, porque ambos son caras diferentes de la misma moneda: la oligarquía financiera.
Sin embargo, en la situación de crisis política en la que está empantanada la burguesía monopolista, nada de lo que instrumenta puede ser usado en su beneficio. El humo con el que pretenden tapar la realidad de los aumentos, la inflación, las medidas de superexplotación, etc., se les vuelve encima y les penetra en los pulmones sofocándolos.
Es que el haber ventilado el tema de los capitales en el exterior, al tiempo que se toman medidas de brutales ajustes justificados en que «con ello se generarán las condiciones para que vengan capitales a solventar la falta de inversiones para producir los recursos que faltan para que el pueblo pueda gozar de ellos», no hacen más que contribuir al odio, el descreimiento y al asco a toda institución gubernamental, judicial, legal, y política burguesa, etc.
La respuesta (si se puede llamar así) que el presidente Macri dio sobre la existencia de empresas a su nombre en el paraíso fiscal, echó más leña al fuego.
Vuelve a quedar en mayor evidencia que la plata está; la riqueza existe; se produce todos los días y es una gran mentira que hay crisis económica por la cual tenemos que «apretarnos el cinturón» según la famosa frase del tristemente célebre Alsogaray.
Los recursos no sólo existen y son producidos diariamente por la fuerza de trabajo de las mayorías laboriosas, sino que son más que suficientes para que el proletariado y el pueblo trabajador puedan vivir satisfaciendo sus necesidades básicas y proyectando aspiraciones de crecimiento.
La imposibilidad de verse concretado en tales destinos, es debido a que la riqueza pertenece a un puñado de burgueses monopolistas que destinan esos recursos a la reproducción ampliada de su capital destinando los mismos a los lugares del mundo en donde más ganancias puedan obtener. ¡Mientras hablan de la necesidad de que vengan capitales para invertir!
El robo, la expropiación diaria de la riqueza producida no tiene nada que ver con la llegada o fuga de capitales, porque que haya capitales invertidos o no en nuestro territorio no va a evitar le expoliación contra el pueblo. Los capitales siempre se fugan hacia las manos de los burgueses monopolistas, no tiene nada que ver con las fronteras del país.
Para ese fin expropiatorio, no sólo se valen de la legalidad que les confiere el sistema capitalista mundial sino también del aparato del Estado argentino el que funciona a su servicio y claramente contra los intereses populares, siendo la herramienta por excelencia para esquilmar los flacos bolsillos populares en beneficio de ese puñado de monopolios.
Es cada vez más evidente que todas son mentiras sobre las que se tejen las medidas gubernamentales (sea quien fuere el partido político burgués de turno en el gobierno) a favor de los monopolios, empeñados en hacer los ajustes y aplicar la superexplotación a fin de sostener, y poder incluso ampliar, sus márgenes de ganancia a costa del sufrimiento de las mayorías populares.