En general, la situación política en nuestro país poco tiene que ver con los titulares de los grandes medios de “comunicación” burgueses. Mientras su profunda crisis política continúa manifestándose de diferentes maneras, navegando aguas turbulentas sin timonel, hay un agravamiento en la situación de millones de personas, a las que la vida se les hace cada vez más inalcanzable.
Los monopolios intentan imponer una falsa división en el pueblo, endilgándose mutuamente los males entre unos y otros sucesivamente. Pero lo que está claro es que todos, absolutamente todos, defienden las bases del sistema que los cobija: el Capitalismo.
La gastada antinomia K versus anti K, macrismo versus anti macrismo, no es otra cosa que revivir viejas jugadas de la burguesía, que intenta embaucar al pueblo todo en SU crisis. “Son problemas de ellos”, se escucha decir a la vuelta de la esquina, y es así. Los problemas del pueblo son otros.
Como lo venimos señalando, este es el único plan que puede aplicar hoy la burguesía, gobierne quien gobierne. Lo demás, son espejitos de colores, “fulbito para la tribuna” y no otra cosa. Pero si continuáramos hablando en términos futboleros, también hay que decir que estamos en condiciones de agarrar a la burguesía “de contra ataque y a contra pierna”, ya que una mínima chispa puede encender la mecha. Cuando una enorme mayoría de los trabajadores recibe salarios que oscilan los 8.000 pesos mensuales, no es extraño prever una situación explosiva. Porque así, no se puede seguir viviendo.
Y lo que es peor, ya anuncian que el ajuste “no llegó aún con toda su vehemencia”. Y esto ocurre no sólo para los sectores más golpeados o que menos tienen, sino también para los que trabajan y algo tenían, pero ven como lo van perdiendo día a día. Por eso, no es de extrañar que durante las últimas semanas se vengan sucediendo un mar de protestas en los lugares de trabajo y movilizaciones de todo tipo que, aunque puedan aparece “dispersas” o “inconexas”, comienzan a expresar la presencia política de los trabajadores en el marco del conflicto nacional y a unirse bajo la necesidad de que la clase obrera politice su propuesta.
Comienzan a aparecer fundamentalmente sectores de trabajadores que están decididos hoy a participar activamente de lo que nos viene ocurriendo. La lucha salarial está chocando rápidamente con un techo porque la plata no alcanza para nada. A nadie le alcanza, ni al que cobra 25, 15 u 8, porque cada familia trabajadora adquiere un nivel de gastos acorde a sus ingresos, y todo ha aumentado para todos.
Nadie llega. La situación económica es insostenible. Hay una bronca bárbara, y los que hasta hace poco tiempo tenían ciertas expectativas, están totalmente desconcertados.
Por eso no tenemos dudas que nuevas conquistas son las que se vienen. Lo que se siente en la calle es que “a esto hay que pararlo”. Los aumentos y el impuestazo son una verdadera barbaridad y hacerlos retroceder significa que el gobierno de los monopolios tire para atrás sus medidas.
También se expresa el problema de la unidad. “No podemos pelear más solos, porque nos van a ganar”, dicen los trabajadores y es así. Tenemos que levantar la mirada porque se necesita fuerza para enfrentarlos. En lo político, lo que necesitamos es una organización de los trabajadores para los trabajadores, poniendo en el medio de la lucha, la dignidad, y el poder, eso es lo que nos unifica. La consigna política hoy es: contra el ajuste. Hay que frenarlo, podemos hacerlo. Por eso, el eje que viene impulsando el PRT es: CONTRA EL AJUSTE, HAY QUE HACERLOS RETROCEDER. QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS MONOPOLIOS Y SU GOBIERNO
Hay que tomar acciones concretas, resoluciones inmediatas, movilizarnos con nuestros compañeros y nuestros vecinos, meter presión en cada lugar, involucrando de forma amplia al pueblo, en la calle. En este marco, nada de lo que hagamos como clase hay que verlo como “pequeño”. La clase obrera debe transformarse -prácticamente- en dirigente político de todo el pueblo. Que los trabajadores se involucren en las cuestiones nacionales, en las “políticas grandes”, eso es lo que tenemos que empujar los revolucionarios, eso es lo que tenemos que hacer en este momento, asumiendo un carácter ofensivo.
Somos la gran mayoría del pueblo pero no tenemos aún una alternativa unificada de masas que nos exprese y la misma debe surgir de las propias luchas que están haciendo las masas y del impulso de los destacamentos revolucionarios.
En lucha por mejorar nuestras condiciones de vida no les daremos respiro, yendo a fondo en la idea de la lucha por el poder.