La movilización de ayer de estudiantes y docentes fue masiva y contundente.
Es una continuación de un proceso de movilización permanente como lo fueron los hechos del “Comodorazo”, la del 24 de marzo, el primero de mayo entre otras, y decenas de acciones en todo el país que toman ésta nueva característica.
De hecho y más allá de las diversas motivaciones que mueven a los intereses políticos de agrupaciones y fuerzas políticas, la lucha de clases empuja en un solo sentido, enfrentar los planes de la oligarquía financiera.
La masividad y la unidad en golpear son expresiones de lo nuevo, es difícil pensar ya en la viabilidad del poder para dividir aguas cuando las calles están ganadas por las masas.
Para llevar adelante las medidas de ajuste hace falta algo más que leyes, decretos y parlamento, ese algo más es el aval político de un sector importante del pueblo a tales medidas, lo que vulgarmente la burguesía denomina “expectativas”.
Si bien hay una parte de la población, muy pequeña por cierto que espera aún el “segundo” semestre “salvador”, lo que viene, lo que empuja la historia para adelante es lo otro, la “tolerancia cero” a las medidas que aplica el gobierno, son hechos inéditos que se producen a pocos meses de una asunción presidencial y la cosa promete a su agudización.
Sin embargo las clases fundamentales en pugna están “velando sus armas”, la oligarquía financiera atraviesa su peor crisis política para gobernar y por el lado del proletariado y el pueblo, no se alcanza aún a vertebrar con claridad una salida política revolucionaria capaz de encauzar el caudal de la movilización masiva y unitaria que se está produciendo con cada vez más contundencia.
Las tareas de los revolucionarios.
Es indudable que el proceso revolucionario en nuestro país tiene el condimento fundamental en pleno ascenso, la movilización.
Es indudable también que aún, embrionariamente, las políticas revolucionarias en el seno de las masas enfrentadas al reformismo y el populismo comienzan a pisar fuerte en todo el movimiento. Pero cuando las masas están en las calles las insuficiencias de fuerzas revolucionarias aparecen con más nitidez.
La búsqueda de una salida política a la crisis recorre a miles y miles de almas que están en la avanzadas de las luchas, los revolucionarios lo comprobamos a diario, pero aún la timidez para abordar con audacia a las grandes mayorías con las ideas que lleven a la lucha por el poder, frenan para que ese caudal de masas se vaya encontrando con una salida a la castigada dignidad de todo el pueblo.
Masivas movilizaciones, miles y miles de organizaciones populares y de todo tipo recorren el país para dar su presente en sus reclamos políticos, es desde esas trincheras y las nuevas que se vayan creando en este paso ascendente, en donde deberemos disputar palmo a palmo el proyecto político de poder y la puesta en marcha en forma permanente de los planes revolucionarios.
Para ello hay que multiplicar los esfuerzos por robustecer las fuerzas revolucionarias en todos los niveles. Particularmente acentuar el esfuerzo en la construcción de nuestro Partido y de otros destacamentos del proletariado, para romper el cerco impuesto por el poder de la «inviabilidad de una revolución socialista”.
La construcción del Partido revolucionario en todos los planos comienza con los posicionamientos políticos cotidianos, y en ese mismo andar se hace necesario masificar todas sus propuestas y conductas tácticas. Para ello sobran voluntades, pero a los revolucionarios nos cuesta encontrar los puestos de lucha que están al alcance de la mano, son esas fuerzas proletarias y populares las portadoras y las capacitadas para ejecutar las acciones que acompañan la política revolucionaria.
Cuando las avanzadas de la lucha están en búsqueda de una salida, los revolucionarios debemos materializar la política incorporando a la acción, de lo más simple a lo más complejo a quienes se disponen protagonizar la historia de revolución en nuestro país.