Muerto el rey, viva el rey. Así la burguesía pretende hablar de los actos de corrupción del gobierno anterior intentando generar una cortina que disimule la continuidad del saqueo que ejercen los monopolios y profundizar hacia el futuro más hambre, miseria y explotación a nuestro pueblo, de la que ya estamos padeciendo. La guerra de intereses inter burguesa es grande, y eso se expresa en su profunda crisis política. Pero todo tiene un límite. Con determinadas cosas no se puede jugar: las disputas intermonopólicas hace que todo se les escurra como el agua entre las manos no pudiendo evitar que salgan a la luz escandalosos hechos como el de Lázaro Báez o el de López. Pero el límite está en los grandes negocios mundiales.
Así, por ejemplo, de los acuerdos secretos con CHEVRON firmados por el gobierno anterior son sostenidos por el actual gobierno, de los cuales, la prensa, hace un manto de silencio. Y así la lista es larga: podríamos referirnos a las políticas mineras, o a la venta de dólares a futuro del gobierno anterior, que por supuesto era una necesidad de la oligarquía financiera, donde muchos ministros del actual gobierno fueron entusiastas compradores de esos dólares a futuro.
Para enumerar, la lista es muy larga, tan grande que no se salva nadie, que al parecer los mismos políticos burgueses se sienten obligados a recurrir a nuevos parámetros y filosofías morales donde, paso a paso, se puedan separar los grandes negociados y saqueos como algo legítimo y legal, y diferenciarse así de los vueltos y lastres de hechos de corrupción menores en cuanto a su monto pero también inherentes al capital. De otra manera ya no “se puede” seguir expoliando en este país.
Hoy, cuando salieron a la luz las denuncias internacionales de las cuentas off shore en el mundo, donde muchos primeros ministros de otros países tuvieron que renunciar, aquí nuestros ministros, incluido el presidente dela Nación, no les quedó otra alternativa que aclarar su situación quedando como el avestruz: escondiendo la cabeza y mostrando el culo. Desde el impresentable Melconian, que piensa que tiene que “traer algo pero no todo”; o Prat Gay que, muy ligero de cuerpo declaró que compró bonos LEBAC a un 35% de interés pero que los atesoró en Estados Unidos; ni hablar del presidente Macri. Y así podríamos citar a todo el gabinete del actual gobierno. Es decir, es una gran fiesta de la impunidad justificada, de algún modo por la legalidad, y así aplicar la esencia de la moral burguesa.
Entonces, no es de extrañar, por ejemplo, que por un lado, en los periódicos (en este caso La Nación) en un mismo día hablan dela Malcorra (millonarias cuentas en el exterior) dando clases de moral “que la pobreza se combate con la cultura del trabajo”; o que el gobierno busca aprovechar el caso López para apurar leyes e “impulsar las reformas judiciales orientadas a combatir y evitar la impunidad en los casos de corrupción” (Cayo Perez Corradi, La Nación).
Del país, ni hablemos. A este punto una cosa aparece clara y es que acompañada de la crisis política de la burguesía lo que primero salta a la vista es el nivel de los políticos y la intelectualidad burguesa, que es de una mediocridad sin precedentes que hace recordar “los argentinos somos derechos y humanos”. El mismo día, Morales Solá (vaya nombre) titula: “Ya nada será como antes”. Ahora de lo que se trata es de “terminar” con la corrupción encubierta: caso Gostanian, caso López, o caso Rousselot-Mauricio Macri (se acuerdan de las cloacas de Morón), y legalizar las políticas de los monopolios y así intentar legislar poniendo leyes que se adecuen (algunas ya están) al nuevo piso, a las “nuevas normas morales” que son leyes que avalen políticas de Estado que faciliten y profundicen la explotación a nuestro pueblo y el saqueo a nuestros recursos.
Todas estas medidas y estas leyes nuevas, en el fondo se intentan llevar adelante porque la lucha de clase día a día deja al desnudo la esencia del capitalismo: es decir, su inhumanidad, pero ellos pretenden desesperadamente avanzar en la ganancia y en sostenimiento de su dominación, y tratan de acomodarse como gato entre la leña, pero no se olvidan de que enfrente hay un enemigo estratégico que es el proletariado, y toman medidas que a la corrupción del sistema le corresponde autoritarismo en política. Por eso, la medida dela Suprema Corte de restringir el derecho a huelga, que pasó entre gallos y medianoche, es la otra gran medida “legal” pretendiendo generar nuevas normas para seguir con la fiesta de la que hablamos.