El discurso de Mauricio Macri ayer en Tucumán pinta de cuerpo entero, entre otras cosas, una muy destacable: el asombroso nivel de mediocridad del Presidente, al punto que no se constituye tan siquiera en un enemigo digno para nuestro pueblo. Como dijo un trabajador: “Estos salieron de un country de la noche a la mañana y se encontraron que eran gobierno”.
Pero la mediocridad no es una casualidad, sino una consecuencia de la debilidad política producida por el fragor de la lucha de clases que los lleva a encerrarse en una única meta que son los negocios inmediatos, ya, de la oligarquía financiera, siendo Argentina una partecita en el contexto mundial global. De ahí a ejercer gobiernos burgueses que les permitan transitar en aguas calmas hay una gran diferencia. Al tiempo que la voracidad en la ganancia los vuelve impunes y los hace actuar con una torpeza que desnuda el nivel de subestimación que tienen hacia nuestro pueblo.
Así, frases como “que los argentinos debieron estar angustiados de separarse de España” (en relación a la lucha por la independencia), o hablar de “recuperar la cultura del trabajo” siendo portador de políticas netamente especulativas y financieras para después hacerse el cocorito afirmando: “tenemos que alejarnos de lo que pasó en los últimos tiempos que creció el ausentismo, las licencias, las jornadas de horarios reducidos (¿). Cada vez que un gremio consigue reducir una jornada horaria, todos los demás argentinos lo estamos asumiendo como parte de un costo, y no está bien.”. Hasta da risa, y en un punto habría que ver si vale la pena contestarle a este señor cuando las reducciones horarias las pusieron las empresas porque la lucha de nuestra clase obrera frenó los despidos, pero no fueron los trabajadores los que pusieron la reducción horaria. Bien cabe recordarle a este señor que él vetó la Ley Anti despidos, bien cabe recordarle a este señor que liberó todas las importaciones para que entraran productos de empresas que están radicadas en Argentina para extorsionar el achatamiento salarial en nuestro país de una clase obrera difícil de domesticar.
Este señor no sabe expresarse y lo que quiere manifestar es que haya mayor producción con mano de obra barata. No habla con la verdad, no tiene el valor de hacerlo, aunque se llene la boca.
Por ejemplo, de qué ausentismo habla este tipo, qué sabe del cansancio de los trabajadores con jornadas agotadoras, viajando como ganado, en una vida plagada de sin sabores, cuando él a ojos vista de todo el país no asistió al cierre por los 200 años de la Independencia que tenía previsto encabezar justificando estar agotado por la extenuante gira y actos de conmemoración. ¿Está cansado, señor Presidente usted que habla de la cultura del trabajo y del sacrificio? Usted es un delincuente explotador y hambreador de todo un pueblo que se para en un discurso por cadena nacional a afirmar irrespetuosamente e irresponsablemente semejantes afrentas contra nuestro pueblo.
Se olvidaron ustedes, señores burgueses, tan proclives a las estadísticas, que en relevamientos realizados a nivel internacional Argentina es el país en el mundo que más horas per cápita por día se trabaja.
Párrafo aparte, y como nota de color, días previos al acto, en la plaza frente a la casa de Tucumán, mandaron a sacar todas las naranjas de los árboles; y que el día del acto se hizo un vallado perimetral del lugar del acto de 15 cuadras para que nadie se acerque sin invitación; y no es menor el escudo humano de niños con banderas que le colocaron al Presidente durante el discurso.
Tranquilo Macri. Como dice el dicho popular: “el que nada debe, nada teme”. Aunque si hay algo que tienen que temer los monopolios y sus gobernantes es a la enérgica y tenaz lucha de nuestra clase obrera y el pueblo que hará sonar el escarmiento.