Las maniobras de Acindar no intimidan a los trabajadores

En estos días se está cumpliendo 1 año del histórico paro que se llevó a cabo en la planta de Acindar de Villa Constitución por el despido de 12 compañeros.

Ese conflicto, que paralizó por completo la segunda acería del país por 7 días, (lo que llevó a que sus empresas satélites en Rosario, San Nicolás y Buenos Aires también tuvieran que parar por falta de materia prima), donde el método asambleario pisó fuerte y sostuvo el paro en base a la firme decisión y unidad de los compañeros, a pesar de los constantes intentos de desviación y división de la burocracia.

Donde la solidaridad de los obreros de las demás empresas de la región se hizo presente, con delegaciones no sólo de empresas satélites sino de aceiteros, comercio, camioneros, metalúrgicos de Campana y varios más. Con una claridad y solidaridad de clase contundente.

Aquellos acontecimientos hicieron trastabillar la decisión de la empresa (con evidente complicidad del sindicato), que apuntaba a desarticular las movidas que se estaban generando dentro de la planta, con movilizaciones internas en reclamo por el impuesto a las ganancias, medidas de fuerza en los sectores por seguridad, o para frenar tanto los intentos de flexibilización como el manoseo de los contratados, etc.

Ese conflicto culminó gracias a la traición del gremio, (que fogoneó el “dialogo” a través de la conciliación obligatoria) con la reincorporación de 9 compañeros y con dos trabajadores en juicio por su reincorporación.

Esa fuerte apuesta de los socios empresa-gremio-Estado para frenar la organización, el descontento y la disposición al enfrentamiento que hay en la clase, duró muy poco.

Este año, en el marco de las paritarias, nuevamente el empuje y la movilización de los obreros de Acindar forzó a la burocracia a instalar una carpa afuera de la planta (la ejemplificación total del circo) para poder decir “algo estamos haciendo”, lo cual no calmó la bronca de los obreros, que organizaron una marcha desde los sectores para demostrar su descontento.

Esto obligó a que el secretario de la seccional sea el único que no firmó el acta de paritarias nacionales, ya que desde los sectores, en asambleas y en la asamblea general, ese aumento se rechazaba.

De vuelta acá, se fue redondeando una propuesta, que si bien no satisfizo a los compañeros, forzó a la empresa y al gremio a negociar algunos puntos internos (por afuera del acuerdo nacional) para calmar la bronca.

Esto tiene el doble valor de que se dio en el marco de suspensiones, bajadas de turnos, no renovación de contratos, etc. que se están dando en la planta por la baja producción, producto de la “crisis que está atravesando el país” según dicen ellos.

Evidentemente, el intento de amedrentamiento y disciplinamiento que llevó adelante la empresa el año pasado no caló en los trabajadores. La clase ya asimiló el golpe y se está organizando rápidamente, continuando el camino de enfrentamiento y lucha por sus derechos y por una vida digna.

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