La Revolución «no se espera», «no hay que buscarla», se hace

De lo viejo a lo nuevo, de lo chico a lo grande, de lo simple a lo complejo… Así, con esa simpleza, va construyendo nuestro proletariado ese cimiento poderoso que lo sostiene para ir subiendo un escalón más cada día, en cada lucha, en cada conquista y aún en los fracasos… No los llamamos derrotas porque de ellos también se aprende y se hace experiencia para capitalizar a futuro.

Desde esta página y desde nuestros materiales de discusión política e ideológica, sostenemos que la REVOLUCIÓN ESTÁ EN MARCHA. Y no es una simple consigna o un deseo -como algunos populistas y reformistas nos achacan- porque parados en el seno mismo del proletariado venimos viviendo esta rica experiencia que nuestras masas proletarias vienen gestando.

La REVOLUCIÓN no se espera, no hay que buscarla, SE HACE. Se hace en cada acción independiente de nuestro pueblo y de nuestra clase. En cada acción decidida colectivamente en asamblea, practicando la democracia directa, donde cada uno asume un rol protagónico de decisión y de acción, para enfrentar y hacer retroceder a la burguesía y sus gobiernos.

Y para hacer la revolución tenemos que disputar el poder, y estamos disputando poder cuando cientos de miles movilizados en todo el país les hicimos replantear al gobierno el tarifazo y se vieron obligados a decir “nos equivocamos”… Estamos disputando poder cuando un sector (el de mantenimiento) del monopolio Volswagen, se le planta y le dice NO al régimen de 6×2 engañoso; estamos disputando poder cuando los obreros del ingenio Ledesma en Jujuy le arrancan después de una ejemplar lucha, reivindicaciones no sólo económicas, sino políticas a la rancia oligarquía de los Blaquier; estamos disputando poder cuando los obreros de El Tabacal en Salta se NIEGAN a aceptar el 4to. turno que la patronal de prepro intenta meter y por eso sigue sosteniendo el lockout, dejando de ganar varios cientos de millones de pesos; estamos disputando poder cuando en una bodega de Maipú, Mendoza los obreros se niegan a dejarse palpar (el cacheo) por que les indigna que los traten como delincuentes, o cuando el CEO de ese monopolio de origen portugués le reclamaba a los delegados “que en 200 años era la primera medida de fuerza que el grupo debía soportar de parte de sus trabajadores”; estamos disputando poder cuando colocamos a un obrero sin fueros gremiales a discutir paritarias con la burocracia y la patronal estatal del Chaco, sólo con el mandato de la asamblea, poniéndolo en el mismo plano que los directivos del gremio… Y así, ¿cuántas acciones más se llevan a cabo día a día?

Ahora bien, estas acciones nos están demostrando que la clase está superando la lucha por reivindicaciones económicas para pasar a reivindicaciones políticas, y ahí debemos estar atentos los revolucionarios. No para apropiarnos de esos logros económicos y políticos que es lo que intentan irremediablemente hacer el diversionismo ideológico variopinto, tanto populistas como reformistas, de pretender adueñarse de esas acciones para llevar agua a su propia y mezquina quintita, para terminar el consabido: “vótenme, que no los voy a defraudar”.

Es tarea imperiosa para los revolucionarios afianzar estas experiencias de disputa de poder e ir transformándolas en verdaderos bastiones del nuevo poder. Al decir de un obrero vitivinícola: “hay que tomar el poder en la organización de la clase”, los cuerpos de delegados, las comisiones internas, no sin dejar de asociar cada acción con la teoría y las políticas del partido revolucionario, desnudando la lucha de clases ahí en cada lugar de trabajo, centro fabril, parque industrial y organismos públicos abrazados a las asambleas y la democracia directa; desde la toma de decisiones colectivas ir construyendo la base organizativa del nuevo poder, el poder popular y revolucionario, por eso insistimos con que la lucha de clases va para adelante y no retrocede, porque LA REVOLUCIÓN ESTÁ EN MARCHA.

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