Las tarifas son un problema político que debe tomar en sus manos la clase obrera

El problema de las tarifas es económico porque golpea a los bolsillos pero su resolución es de índole política. Constituye uno de los aspectos por los cuales, fundamentalmente, la clase obrera es saqueada junto al pueblo por el Estado al servicio de la burguesía monopolista.

Los cacerolazos recientes que obligaron a la Corte Suprema de Justicia a pronunciarse sobre la suspensión de los aumentos y a retrotraer los importes al valor de las facturas de marzo de este año, se tienen que sentir al interior de las fábricas.

¿Qué queremos decir con esto..? Que es parte de la tarea de los revolucionarios plantear el problema de la organización de la lucha contra los tarifazos en el seno del proletariado. Se trata de que la clase obrera sea parte y dirigente de la organización de la lucha contra ese abuso de la oligarquía financiera, pues lo sufre en carne propia y de manera mucho más profunda que otros sectores populares.

Este problema político debe ser abordado por la clase obrera porque la cosa pública es terreno de acción de la clase que produce y que genera todos los bienes existentes en la sociedad, incluida la energía eléctrica, el gas, los combustibles en general y toda fuente de energía. También es la que paga masivamente por dichos servicios y genera los recursos con los cuales el Estado subsidia a las empresas que manejan los energéticos. En suma, es la protagonista principal de la creación de la energía, su transporte, distribución y consumo masivo.

Abrir el panorama del estrecho marco exclusivo de la lucha contra los patrones inmediatos (los dueños de las fábricas o las fábricas del ramo) llevando el enfrentamiento contra toda la clase burguesa que sustenta el Estado al servicio de los monopolios. A la clase propietaria de los capitales y, por lo tanto del destino de nuestras vidas al que sólo podemos modificar a nuestro favor con nuestras luchas… Y sobre todo, dirigirlo contra el sector más concentrado de esa clase, la burguesía monopolista que es quien maneja los hilos del país.

La lucha política contra los tarifazos es un vehículo para meterse de lleno, como clase obrera, en los problemas que atañen a todas las clases y sectores populares. Los revolucionarios debemos agitar y organizar en relación a este tema con el mismo ímpetu que lo hacemos por los problemas estrictamente laborales como el salario, las condiciones de trabajo, los turnos, etc.

En este tema, la clase obrera tiene una herramienta de lucha capaz de ponerse al frente de las demandas de las amplias mayorías y constituye también una prenda de unidad contra el gobierno de turno que ejecuta los planes de sustentación y continuidad del capitalismo en nuestro país.

Existe una profusa experiencia histórica en esta lides por parte del proletariado argentino que ha tomado banderas políticas sensibles a los intereses de las amplias mayorías liderando las luchas populares. Este deber de los revolucionarios ayudará a superar la visión economicista que está presente en el proletariado y que la burguesía se encarga de azuzar permanentemente bloqueando la visión política con el mensaje permanente de que la cosa pública es terreno exclusivo de los «políticos».

En las fábricas, los parques industriales, los cordones, se debe deliberar sobre las acciones para abordar este tema. A partir de allí, seguramente, saldrán propuestas de acción tendiente a materializar la fuerza social unitaria para frenar y hacer retroceder a la burguesía con sus intenciones de aumentar las tarifas o de practicar el mentiroso mecanismo de querer legalizar formalmente los aumentos que hasta ahora no pudieron aplicar con el rebuscado hecho formal de convocar a las tramposas audiencias públicas.

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