La superexplotación que vivimos hoy en día es descomunal. Desde las jornadas de trabajo que en su mayoría son de 10, 12, 14 horas diarias y a veces más, incluso llegando a trabajar domingos y feriados. Los ritmos de trabajo son agobiantes y a las grandes corporaciones del capitalismo no les interesa si nos rompemos el lomo o accidentamos. A eso le debemos sumar los turnos rotativos y americanos que desorganizan la vida social, tanto sea con la familia, vecinos o compañeros de trabajo. ¡¡Todo esto es sinónimo de esclavitud!!
A todo esto, el papel de los sindicatos es más que desastroso. Ellos están entregados de pies y manos al mandato de los monopolios. Montan una gran farsa con la constitución de la “nueva” CGT -que es más de lo mismo, no generan ninguna expectativa- y se llenan la boca hablando de la clase obrera pero siguen sin hacer nada. Y nada es lo que hay que esperar de ellos pues su papel es cuidar las ganancias de sus amos.
Lo peor de todo es que esto continúa cuando llegamos a nuestros barrios, donde se sufre la inundación, los cortes de luz y agua. Luego cuando llegamos a nuestras casas y tenemos un choclo de cuentas que pagar (luz, gas, agua), la comida, la ropa, los medicamentos, gastos de transporte y la guita que no alcanza a pesar de tanto sacrificio. Detrás de todos estos aumentos también están las multinacionales y sus políticos de turno.
Entonces la cuenta para ellos da redonda ya que los obreros somos los que los mantenemos. Ellos siguen aumentando sus ganancias, agrandando sus negocios, llevando una vida de lujos para los de su clase sin hacer nada, mientras nosotros empeoramos nuestra calidad de vida, trabajando cada vez más por menos. Y para colmo, nos quieren convencer que hay que aprender a votar (democracia burguesa) o que votando mejor está la solución, cuando la historia muestra que de esa manera los que siguen en el poder son los mismos que ocasionan tantos males para nuestro pueblo!! Esto es el capitalismo.
La salida es revolucionaria. ¿Cómo y quiénes pueden cambiar esta situación?
Si a esta situación no la paramos los trabajadores y el pueblo, esto va a continuar.
Las grandes mayorías que padecemos estas políticas nefastas debemos ser los protagonistas de cambiar la bocha. Ellos son los verdaderos responsables de que estemos en esta situación y tienen mucho por perder y nosotros mucho por ganar! Esa es su debilidad.
Existe en nuestro país una gran disposición a la unidad y a la acción, por ello es que debemos avanzar en la organización genuina de nuestra clase, para hacer retroceder a sus políticas de explotación, hambre y miseria. Estamos en condiciones de hacerlo a partir de la organización popular en los barrios y fábricas, en escuelas y hospitales. Desde las asambleas y la democracia directa.
No arrancamos de cero y no estamos solos, contamos a favor con las experiencias de lucha que nuestra clase está llevando adelante en el país. Como los trabajadores de El Tabacal (Salta) que, organizados con los vecinos del mismo barrio, combatieron contra la empresa, sus políticos y contra la represión, dejando un gran ejemplo de lo que es la lucha obrera cuando se une y se organiza; también como las grandes movilizaciones en cada rincón del país haciendo retroceder los tarifazos.
Dando estos pasos en organización y en unidad para la acción directa estaremos dando un gran golpe a la burguesía evidenciando su crisis política de dominación en decadencia, mientras nosotros, siendo actores principales, desde una política independiente y de clase, estaremos avanzando en la confianza en nuestras propias fuerzas y fortaleciendo el proyecto revolucionario para conquistar una verdadera y definitiva vida digna.