La lucha de clases en Francia avanza a un nuevo escalón. El jueves 15 pasado nuevamente se movilizaron miles de trabajadores y estudiantes a las calles en las principales ciudades francesas, más de un centenar de movilizaciones y paros surcaron al país poniendo blanco sobre negro la dimensión de la lucha que se ventila.
Los diarios burgueses la contabilizan como la movilización número 14 desde que arranco la lucha contra la imposición de la flexibilidad laboral circunscribiendo la acción de la clase obrera francesa contra esta ley reaccionaria de los monopolios solamente a su manifestación en las calles. Por el contrario se oculta el estado asambleario que practican cotidiana y políticamente los trabajadores y el pueblo francés, cuyo alcance es masivo y que abarca sin ninguna duda la necesidad de cambiar este estado de cosas.
Frente a La reforma laboral aprobada por decreto, que con el argumento de paliar la crisis ocasionada por los monopolios que busca avasallar y hacer retroceder los derechos laborales de la clase obrera a condiciones laboraes paupérrimas o nulas sujetándolas a las decisiones de las patronales, el movimiento obrero francés se plantea la reducción de la jornada laboral a 32 horas semanales, la reducción de la edad jubilatoria a 60 años, el cambio de condiciones de contratación, y varias medidas más. Es decir no se plantea únicamente el rechazo a estas reaccionarias condiciones sino avanzar sobre nuevas condiciones laborales.
“La Ley del Trabajo viene a decir una cosa: habrá “una ley en cada empresa”. -Dice el dirigente Philippe Martinez- “En Francia vivimos en una República que dice Igualdad y esta ley está en contra de la Igualdad porque en cada empresa vamos a tener, si la ley sigue adelante o si no podemos quitarla, un convenio o acuerdo de empresa distinto que van a afrontar los obreros, la clase obrera. Por ejemplo, un acuerdo con las horas extras podrá decir que en una empresa sean más del 25% y en la de al lado del 10%.
Es una generalización del dumping social”. “Frente a esta situación. Nosotros decimos que la ley podemos quitarla a nivel nacional y no dejarla entrar en las empresas. Es decir, la movilización también debe estar en las empresas porque los patrones van a querer poner allí varias medidas en contra de la gente que trabaja y entonces tendrá que haber movilización. Es una ley que contradice normas de la Organización Internacional del trabajo y la ONU”, y agrega, “Europa es una autopista, no un camino. De liberalismo, de regalos para los accionistas de las grandes empresas, y eso tiene que cambiar. Por eso, el movimiento obrero europeo tiene que hablar, tiene que unirse para cambiar las cosas. Es lo que estamos intentando”. “Sin movilización social las cosas no cambian”.
La lucha política ya desatada no puede ser frenada. Aun a pesar de la represión en la movilización del 15 las cartas están echadas y la lucha de clases avanza con independencia de la voluntad de la burguesía. Por un lado la organización obrera con niveles más avanzados de lucha, conquista y condiciones de vida superior y por otro la descomposición del poder político de la burguesía monopolista. Por ello Hollande que advierte todo esto sale raudo a pedir consejo a la Merkel el mismo día de la movilización. Y declara que «Debemos ser lúcidos sobre la situación que vive Europa» “Europa no vive «una crisis cualquiera», sino que se trata de una crisis existencial”.
La burguesía embretada en su debilidad no sabe cómo pararse frente a la crisis y mientras azorada ve venir, sin poder impedirlos, nuevos cimbronazos de la lucha de clases, siente como se le desmorona su propio nido de ratas.