En las notas de fechas 7 y 11 de este mes, aparecidas en esta misma página, decíamos que en el mundo y en nuestro país sobran capitales. También decíamos que esa superabundancia de capitales es lo que determina la existencia de suspensiones y despidos en las fábricas y empresas del país y que esto constituye una contradicción insalvable en la sociedad capitalista en la que vivimos.
Esta contradicción, es también el motivo central de las mentiras y argumentaciones absurdas que diariamente esgrime la burguesía monopolista para explicar lo inexplicable. Ellos mismos son los que ponen en evidencia las falsedades que se encargan de difundir.
El propio gobierno y algunos miembros reconocidos de la oligarquía financiera han difundido cifras y comentarios que muestran claramente esas contradicciones a las que nosotros nos referimos y, por lo tanto, con ellos no hacen más que confirmar que la continuidad del capitalismo como tal significa más sufrimientos para el pueblo y, a la vez, ninguna posibilidad de solución a las demandas populares que no sean consecuencia de las más decididas y confrontativas luchas de las masas obreras y populares para arrancarle a los gobiernos de turno lo que ellos nunca van a otorgar por motu proprio.
El día 13-10-2016, sale difundida la noticia del Banco Central referida a que entre los meses de enero y agosto de este año se produjo la mayor salida de capitales de los últimos años, calculada en US$ 10.243 millones. Ese dinero se transfirió legalmente a través de remesas y utilidades giradas desde las empresas que actúan en el país. Quiere decir que si se proyecta en un año, dicha suma sería de US$ 15.364,5 millones, lo que sería la segunda mayor en ocho años, después de la de 2011, con US$ 17.972 millones. Es evidente que la existencia de capitales de por sí no significa ningún beneficio para los trabajadores y el pueblo, pues esos capitales se dirigen a donde obtendrán mejores beneficios y, todo, avalado por las leyes del Estado.
En la misma fecha se publica que el 17-10-2016, el gobierno emitirá dos bonos en pesos por 100.000 millones. ¡Más capitales para negocios a costa del pueblo que deberá aportar, contra su voluntad, los recursos para pagar los montos más intereses y cupones de dichos bonos! ¿Cuál es el beneficio para nosotros?
Al día siguiente se publica que el vicejefe de gabinete, afirma que hubo una lluvia de capitales que ingresaron al país calculada en más de US$ 35.000 millones desde la gestión del actual gobierno. Durante la mencionada lluvia se siguieron ajustando salarios, tarifas y precios. Beneficio para el pueblo = 0.
El 16-10-16, aparece la reflexión del Sr. Gardiner (director de la empresa Portfolio Personal) afirmando que los sectores que más ganaron en lo que va del año, fueron: el bancario, cuyas acciones aumentaron, en algunos casos 60%; el energético; construcción y agropecuario. Estos tres últimos con mayor porcentaje aunque no aclara cuánto. Dicho comentario se basa en las propias cifras que salen del Banco Central. Le faltó decir que, simultáneamente, los más perjudicados fueron los trabajadores, jubilados y pueblo en general.
Lo más evidente es que todos: gobierno y empresarios hablan de capitales, ganancias, acciones y, por supuesto, nadie habla de mejoras en los salarios, o mejor dicho, todos coinciden en que hay que reducir costos para volverlos más competitivos frente al mundo, lo cual quiere decir, lisa y llanamente: reducir más los salarios.
Pero, ¿no es que hubo lluvia de capitales?; ¿no es que hubo ganancias de más de 60%?; ¿no es que, además, se imprimen bonos para captar 100.000 millones de pesos de nuevos capitales? ¿Cómo se condice el permanente verso de gobiernos, empresarios y opinólogos burgueses de que cuanto más se invierta, el pueblo se verá beneficiado? ¿Cómo se explica que nos veremos beneficiados si entraron esos capitales y siguen ajustando? ¿Cuál es la perspectiva de mejora si, a pesar de lo anterior, insisten en que los trabajadores debemos resignar salarios y nivel de vida para que vengan más capitales?
Todas mentiras y más mentiras que, no por repetidas, dejan de decirse. Y lo peor es que las dicen con una naturalidad pasmosa. La oferta de la burguesía se reduce a lo siguiente: Les ofrecemos trabajo, que es lo que necesitamos para hacer mayores ganancias, pero a cambio de salarios que iremos bajando siempre que podamos.
Volvemos ahora sobre lo que venimos afirmando. El problema que existe entre la burguesía monopolista, sus gobiernos de turno y los obreros y pueblo en general, es de índole política. Mientras hablan de crisis hacen negocios, pretenden incrementar los mismos aumentando la rentabilidad y para eso es necesario disciplinar a la clase obrera, los trabajadores asalariados y pueblo en general que luchan a diario y les dificultan sus planes.
Éste es el nudo gordiano que no pueden desatar. Por eso las luchas que se multiplican a lo largo y ancho del país es la forma de conquistar y defender e ir por más, pero además, requieren una unidad de acción y una expresión de unidad orgánica nacional que debemos construir para disputarles el poder.
Nuestra problema no se resuelve con llegada de capitales que manejan la burguesía y sus gobiernos de turno. Por el contrario, se acentúan. Nuestro problema se resuelve decidiendo colectivamente como obreros y pueblo a qué se destina la riqueza que producimos quienes trabajamos, no quienes viven de nuestro trabajo.
La revolución socialista no es un propuesta política más entre muchas ideas diversas que supuestamente hay para elegir en un abanico de ofertas. Es necesaria porque se trata de la defensa de nuestras vidas, la dignidad humana y de nuestro futuro.
Se trata de la disputa antagónica entre la burguesía monopolista, poseedora de todos los medios de vida, y el proletariado y pueblo trabajador que luchan por su dignidad. Se trata de romper con esta realidad agobiante y echar a esa lacra parasitaria que nos sume en la más profunda indignidad.