La burguesía monopólica tiene bien definido su objetivo, como planteáramos en notas anteriores: avanzar en la productividad y bajar los salarios, intentando para ello implementar una nueva flexibilización laboral. Para esto se proponen mil y una manera de sembrar el temor en las masas trabajadoras con el fantasma de la desocupación y recesión, llegando incluso a implementar despidos injustificados. En ello se encuentran unidos como clase tratando de arremeter para confundir y debilitar la lucha de los trabajadores utilizando los mas sucios mecanismos, entre otros, la división con consignas de que “si el bono o las paritarias”, donde la burocracia sindical se presta al juego entusiastamente porque creen que con tal debate pueden hacerle los deberes a sus amos, los monopolios. De hecho el cacareado paro nacional todavía sigue en danza.
Pero la lucha de nuestra clase obrera y el pueblo cada día se torna más enérgica y, aunque dispersa, es tan generalizada que ha generado una profundización de la crisis política de la burguesía, llegando al punto que lo que tiene ahora como gobierno no les sirve, no les alcanza, y el recambio no aparece.
No es ningún secreto en qué desembocará esto. El pueblo sigue golpeando y golpeará incluso en el terreno electoral (aunque falta un siglo) aunque sea optando por otra facción de la burguesía, con el único objetivo de pegarle a todas estas políticas ajenas a las necesidades de un pueblo.
El gran problema que tienen, oficialistas y opositores burgueses, es que están enmarañados en disputas de intereses para ver quién agarra el mango de la sartén, pero el desprestigio es tan grande que todos son tuertos y este no es el país de los ciegos. Todos se sienten caciques con posibilidades de ser caciques. Lo interesante es que los políticos son solo las caras visibles. Detrás de ellos está la carrera de diferentes sectores de los monopolios en una brutal disputa de los negocios de acuerdo a las necesidades globales por la acumulación de la ganancia.
La decadencia política de la burguesía llega a límites inimaginables, por más que en realidad todos traten de ver quién lleva la mejor mentira intentando ganar el engaño hacia nuestro pueblo; o colocarse como los portadores que sirvan como “salida” o “castigo” al gobierno de turno.
Pero la situación los desbordó a tal punto que la burguesía carece de alternativas. Es decir, se produjo un vacío político peligroso, porque a pesar del lobby de los medios de comunicación de que se estabiliza la gobernabilidad (tenían acaso necesidad de recordarlo?), el país es un polvorín, lo cual hace que el recambio para la burguesía hoy tenga una importancia vital. De otra manera no tendrán forma de descomprimir o canalizar hacia una salida momentánea en su favor. Muy por el contrario. La situación de crisis política se está profundizando, y se profundizará aún más. El caballito de batalla del macrismo fue meter la “herencia” y el desprestigio de la etapa kirchnerista como un sustento político sin ponerle freno (dentro de los intereses de la burguesía, una verdadera irresponsabilidad), hasta jugar con el tema de la justicia, etc. Las fracciones del peronismo no quisieron quedar pegados y no fueron pocos los que se sumaron al coro del gobierno de turno. Hoy el jueguito de la herencia llega a su fin, y nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato.
Tal escenario de la profundización de su crisis es producto del fragor de bronca y descontento que se mueve por abajo. Y la lucha crece día a día erosionando la gobernabilidad de la burguesía.
Esto naturalmente les hace estallar cada día mayores contradicciones que les generan nuevas y más profundas. Estas son, en realidad, las causantes de las torpezas políticas que desde su inicio viene cometiendo este gobierno, donde la supuesta oposición parlamentaria no se quedó atrás, siendo la fragmentación la muestra más clara de ello.
La dispersión en las fuerzas del campo popular también es muy grande, con una gran quinta columna de la burguesía donde el populismo y el reformismo hacen todo lo posible para poner el carro delante del caballo: solo se ven las decisiones súper estructurales para tratar de frenar la generación de bases materiales de organización donde el centro de todo sea la participación y toma de decisiones por parte de las masas.
Nuestro partido hace eje en la organización para la acción política de las masas, aunque sea en muchos casos lo más básico. Los sucesos producidos por nuestro pueblo van a conmover todos los cimientos de este sistema putrefacto y decadente. Está en los revolucionarios saber jugar el rol para que las grandes confrontaciones tengan una salida hacia la revolución, tomando en cuenta que lo que no se hace antes no se puede hacer durante, y es por ello que insistimos que la tarea de los revolucionarios, en esta hora actual de la lucha de clases, hoy es profundizar el enfrentamiento propio de la clase obrera y aferrarnos al terreno de la acción política revolucionaria que sigue abriendo camino a una salida que quiebre la dominación de clase, como afirmáramos en la nota del viernes pasado.